Instrumentos
"Si hubiera tenido de joven la oportunidad de estudiar música de forma reglada y seria, estaríamos delante de uno de los grandes músicos de nuestro país", cuenta su profesor.
Manuel Garrido, profesor en la Escola de Gaitas da Deputación, nunca tuvo un alumno tan mayor. José Pérez, nacido en Sober hace más de nueve décadas, decidió el pasado año iniciar su formación en la música, eligiendo como instrumento la zanfona. "Es un reto profesional maravilloso e ilusionante", dice el docente, "creo que aprendo más yo de él que el de mí".
El nonagenario le ha enseñado a su docente que "nunca es tarde para aprender". Además, resalta su admiración por su forma de ver la vida: "Tiene una ilusión en el aprendizaje increíble y, sobre todo, a futuro. Tiene una ilusión enorme por vivir, hacer cosas y superarse".
"Si hubiera tenido de joven la oportunidad de estudiar música de forma reglada y seria, estaríamos delante de uno de los grandes músicos de nuestro país", explica Garrido. Y es que José Pérez se ha dedicado al campo, a pesar de su amor por la música desde temprana edad y sus capacidades innatas, que le ha demostrado a su docente en este año y medio.
Lo habitual para Manuel Garrido es trabajar con gente de distintas edades, aunque normalmente suele tener en sus clases a gente joven, a la que se le presuponen ciertas destrezas y facilidades para empezar en el mundo de la música y adentrarse a un nuevo instrumento. Un día de mayo de 2023 recibió una llamada en la que le solicitaban empezar a dar clase a José Pérez, un nonagenario con mucha ilusión por tocar la zanfona.
Garrido invitó a José a participar en el último mes que quedaba de curso, hasta junio, para observar su maña con la música. Pronto vio que el hombre presentaba unas grandes habilidades musicales. "Parecía que iba a ser difícil, pero mostró un gran interés y una enorme disposición por aprender", explica el docente. Gozaba de grandes destrezas auditivas. Así que, en junio, le propuso empezar el curso en septiembre con el resto de alumnos. Y así fue.
A día de hoy, José Pérez está en su segundo año de formación y Garrido cuenta que no hay distinción con el resto de alumnos. Excepto al principio, que tuvo que adaptar un poco la formación, por lo demás el nonagenario trabaja como los demás alumnos, algo que sorprendió al docente. "Aprendió muy rápido, se esforzó y trabajó mucho y nunca perdió la ilusión", explica. Sus capacidades son, según su profesor, no solo aceptables para formarse en música a su edad, sino envidiables por cualquiera.
Además, José actuó como solista en el Ourencanto, al poco tiempo de empezar su formación. Con un auditorio abarrotado, demostró, según su profesor, una grandísima profesionalidad y madurez con el instrumento.
Todo ello es admirable, cuenta Garrido, sabiendo que el nonagenario ha tenido una corta relación con la música, a pesar de presentar una pasión enorme por ella. Canta en distintas corales, tuvo un contacto muy breve con el acordeón, pero ha empezado de cero con la zanfona. La ilusión y pasión por la música hacen que José, a pesar de su edad, tenga unas capacidades casi innatas para el aprendizaje musical.
El profesor de música Manuel Garrido cuenta que, así como hay obras musicales adaptadas para niños y niñas, los recursos son más limitados cuando se trata de empezar a dar clase de música a un alumno de avanzada edad. “La relación de la infancia y la música están muy estudiadas, pero no es tan frecuente cuando se trata de la gente mayor”, explica.
Así, lanza una reivindicación para estudiar la pedagogía de la música adaptada a los mayores que, como José Pérez, todavía están a tiempo de cumplir sus sueños y formarse en este arte.
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