Seguridad aérea
La Unión Europea reimpone el límite de 100 mililitros para líquidos en cabina a partir del 1 de septiembre, pese a las inversiones millonarias en tecnología avanzada, generando malestar en la industria aeroportuaria.
Los aeropuertos europeos se enfrentan a un revés inesperado tras la decisión de la Unión Europea de reimplantar, a partir del 1 de septiembre, la limitación de 100 mililitros para líquidos en el equipaje de mano, una medida que había sido parcialmente levantada gracias a la implementación de escáneres avanzados.
Estos equipos, conocidos como EDSCB (Explosive Detection System for Cabin Baggage), permitían llevar recipientes de mayor volumen sin necesidad de sacarlos durante los controles de seguridad. Sin embargo, la Comisión Europea ha decidido revertir esta norma temporalmente, alegando la necesidad de revisar las configuraciones de estos dispositivos para garantizar la seguridad aérea.
Este cambio de rumbo ha generado un fuerte descontento en la industria aeroportuaria, representada por el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI Europa).
En un comunicado, ACI Europa calificó la decisión de "golpe" para las inversiones realizadas por numerosos aeropuertos, que apostaron por esta tecnología de vanguardia con la expectativa de mejorar la experiencia de los pasajeros y agilizar los controles.
"La seguridad no es negociable", afirmó Olivier Jankovec, director general de ACI Europa. Pero también lamentó que aquellos aeropuertos que se adelantaron a implementar esta tecnología se vean ahora "duramente penalizados" tanto en términos operativos como financieros.
La medida no solo significa un retroceso en la experiencia de los pasajeros, quienes deberán volver a sacar líquidos y dispositivos electrónicos de sus maletas en los controles, sino que también aumenta la carga operativa en los aeropuertos.
La adquisición de los escáneres C3, que en promedio son ocho veces más costosos que las máquinas de rayos X convencionales, ahora parece una inversión sin los beneficios esperados. Además, la ACI advierte que la situación podría empeorar la fluidez en los puntos de control de seguridad, especialmente en momentos de alta afluencia de viajeros.
El Consejo Internacional de Aeropuertos ha instado a la Comisión Europea a establecer una hoja de ruta clara con plazos específicos para levantar estas restricciones y restaurar la confianza en el sistema de certificación de la UE para equipos de seguridad en la aviación.
Mientras tanto, ACI solicita que, al menos, se permita a los pasajeros mantener los líquidos dentro de sus maletas de cabina cuando sean revisados con la nueva tecnología, como una forma de mitigar las repercusiones en la operativa aeroportuaria.
La situación ha dejado a los aeropuertos europeos en una encrucijada, con inversiones millonarias que, por el momento, no están rindiendo los frutos esperados y con una normativa que sigue sin ofrecer claridad sobre cuándo se podrán levantar las restricciones actuales.
Una noticia similar nos lleva a una situación en la que cada día, miles de personas atraviesan los controles de seguridad en los aeropuertos, exponiendo sus pertenencias ante los agentes para poder abordar sus vuelos. La función del personal de seguridad es garantizar que ningún objeto peligroso sea introducido en la aeronave, asegurando así la seguridad de todos los pasajeros a bordo.
Sin embargo, lo que nadie esperaba era que los propios agentes de seguridad del aeropuerto de Miami se convirtieran en los responsables de robar a los viajeros. Aprovechándose de los controles, estos agentes sustraían pertenencias de los pasajeros, tal como lo muestran las imágenes captadas por las cámaras de seguridad.
Dos oficiales de la Administración de Seguridad del Transporte (TSA) fueron arrestados bajo sospecha de haber cometido robos durante los controles de seguridad, según informó el medio 'La Nación'. En los videos de seguridad, se observa cómo, mientras los pasajeros colocaban sus objetos en la cinta para pasar por el escáner, los agentes aprovechaban para robar dinero u otros objetos de valor. Su método consistía en distraer a los viajeros durante la inspección para sustraer discretamente sus pertenencias.
Tras varias denuncias de robos en los puntos de control del aeropuerto, se inició una investigación. El director de seguridad federal del Aeropuerto de Miami, al revisar las imágenes de las cámaras, descubrió a uno de sus agentes guardando en el bolsillo algo que había tomado de la cinta transportadora.
Los oficiales involucrados han sido suspendidos de sus funciones mientras se lleva a cabo la investigación. Uno de ellos ha optado por ingresar en un programa federal, aceptando además pagar una indemnización a las víctimas y realizar horas de servicio comunitario. El otro agente se enfrentará a un juicio por su implicación en los robos.
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