DE MOMENTO NO SE HA CONTAGIADO
Un niño de dos años se clavó una jeringuilla infectada con hepatitis C que un toxicómano había usado y dejado tirada en las inmediaciones del Hospital Gil Casares, en Santiago de Compostela, el pasado 16 de febrero. El pequeño estaba jugando con su padre con el balón en la cancha deportiva, la pelota se les escapó y cuando fue a por ella se pinchó. Al oír los llantos de su hijo, el padre acudió hasta donde estaba el pequeño y vio que todavía tenía la aguja clavada y tenía restos de sangre.
Una vez en urgencias, los médicos confirmaron que la jeringuilla estaba infectada y que, aunque las pruebas que se le han realizado al niño han dado negativo, tendrán que esperar seis meses para asegurarse de que realmente no se ha contagiado.
Según informa 'La Voz de Galicia', el abogado asegura que todavía están esperando a conocer los últimos resultados médicos para emprender acciones legales, aunque quieren alertar al Concello y a la Consellería de Sanidade de la Xunta debido al enorme riesgo de salud pública que supone que las agujas infectadas sean tan accesibles a los menores.
"Es muy duro porque esta enfermedad le puede fastidiar la vida a mi hijo con tan solo dos años", explica el padre, que durante seis meses tendrá que realizarle pruebas a su hijo.
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