Colegio
El pequeño estaba jugando al ajedrez en la hora del recreo cuando una escuadra lanzada por otro compañero "le atravesó el párpado, la córnea, el iris, el cristalino y la retina".
Tomás, de 11 años de edad, quedó ciego de un ojo tras recibir el impacto de una escuadra que lanzó un compañero de clase mientras jugaban en un colegio de Oleiros, A Coruña. Sucedió en un aula en la que no había vigilancia de ningún profesor.
Pese a esto, la familia del menor lucha por salvar el ojo de su hijo y aseguran que "de haberse cumplido la normativa, no se habría producido el accidente".
Gonzalo, el padre del niño, explicó que mientras su niño jugaba al ajedrez en la hora de recreo (estaban en el aula porque llovía) había otro grupo de chavales que jugaban a tirarse y cosas y de repente una escuadra impactó en la cara de Tomás, "le atravesó el párpado, la córnea, el iris, el cristalino y la retina, que se desprendió", dice su progenitor.
"No habría pasado si hubiera algún adulto en clase porque habrían parado el juego"
"Esto no habría pasado si hubiera algún adulto en clase porque habrían parado el juego. Solo queremos que acepten que fue un fallo y al menos una disculpa. Nuestro objetivo es que nunca se repita algo así en un centro educativo", asegura María, la madre del pequeño Tomás.
El colegio, por su parte, se defiende pese a que al día siguiente cambió el protocolo de vigilancia de los alumnos. El centro educativo alega que cumplían la normativa de "un profesor cada 50 alumnos", cada maestro tiene que vigilar dos aulas de forma simultánea. No obstante, el abogado de la familia lo niega ya que esta norma se aplica a recreos en espacios abiertos y en los que todo el alumnado está a la vista del docente.
Al principio, el informe del colegio explicó que el niño que lanzó la escuadra "se le había resbalado", algo que negaba el pequeño Tomás. Días después, un compañero señaló al culpable. "Fue necesario que otro menor, en un acto de valentía, señalase lo que había pasado para que reabriesen el caso. Al final nos lo reconocieron de palabra: tu hijo tenía razón. Pero hay unas consecuencias y unas responsabilidades que nadie asume, solo nosotros", señaló María.
La buena noticia de todo esto es que Tomás todavía puede salvar su ojo izquierdo, para será necesario recolocar la retina para evitar que el ojo se atrofie y tener que extirparlo.