Comunidad Valenciana
La joven, de 19 años de edad, entró en parada después de probar la bebida al salir de un gimnasio. Su madre denuncia el trato recibido por el Hospital de Alcoy, pues allí "no luchaban por ella".
La familia de Marta Pérez, una joven de 19 años de edad, no se esperaba el giro que daría su vida en la tarde del 28 de septiembre del pasado año. Ese día Marta realizó su entrenamiento habitual en el gimnasio de Ibi (Alicante) y tras esto, probó un batido de proteínas que contenía pistacho, hacia lo que ella padece una intolerancia. Ella misma preguntó si tenía este ingrediente, y le dijeron que no, por lo que sin pensarlo digirió la bebida que le llevó al estado de coma.
Tras beber el batido, se encontró mal de camino a su casa y junto a su madre, acudió al Centro de Salud para recibir atención especializada. Allí solamente le inyectaron un Urbasón y le trasladaron a su casa de nuevo, en donde no se recuperaba. Volvió otra vez al Centro de Salud y tras encontrarse en parada durante unos 10 minutos, fue llevada al Hospital de Virgen del Lliris (Alcoy), en donde ya empezó a encontrarse con problemas para respirar y a sentir las pulsaciones demasiado aceleradas. Aquí los médicos ya le comunicaron a su madre que "no viviría y que no había nada que hacer", encontrándose en "riesgo de morir" desde que le trasladaron de UCI a habitación, en donde "no pusieron los medios necesarios" para atenderla.
Tras no ver ningún tipo de mejoría en Marta, su madre, María Verdejo, comenzó a solicitar hojas de reclamaciones al hospital, pues se encontraba con mucha frustración. Ella pedía que fuese trasladada a un centro con más medios y mejores tratamientos. La respuesta que solía recibir era del tipo: "hay gente con Alzheimer que se encuentra sola en la habitación, que se cae y se muere y no podemos hacer nada ante eso", según declaraciones de la madre de la joven. También, otra respuesta la recibía a través de cartas que llegaban a su propia casa en las que ponía que había un error de formalización de la hoja de reclamación. En definitiva, se veían en una difícil situación, pues "te ves muy atado, con mucho dolor".
"Los médicos nos decían que dejáramos de molestarlos"
Verdejo también comenta que en vez de tratar y centralizar la atención en la salud de su hija, iban a la habitación en la que se encontraba esta para dirigirse a los familiares y decirles que "dejáramos de molestarlos". Así, fue posible finalmente que Marta se trasladara a otro hospital como solicitaba su familia, pero después de mucho tiempo empleando todo tipo de medios para conseguirlo.
Desde ese momento se encuentra en el Hospital Consuelo de Valencia, especialista en servicios de Neurorrehabilitación. A las 24 horas de su ingreso en este centro, Marta notó una notable mejoría, pues ya no tenía ni rigidez ni dolor. "Enseguida vimos un progreso de Marta, ya no lleva la traqueotomía", asegura su madre.
"Lo que pido es que siga en un hospital en el que le vaya bien y que tenga un buen tratamiento". "Que no nos pongan trabas para todo", solicita Verdejo, quien reconoce que ha vivido un "calvario" luchando "para que mantener con vida" a su hija.