Tribunal Supremo
Una particular levantó la obra, sin licencia, y dejó bloqueados los accesos a las viviendas de sus vecinos.
Es un tema recurrente el Galicia. Los problemas vecinales por las lindes entre sus propiedades, pero en este caso el asunto lleva ya once años entre denuncias, multas y bloqueos judiciales.
Los vecinos del lugar de Cegoñeiras, en la localidad pontevedresa de Tui, están absolutamente desesperados. "Hay gente con depresión, otros que ya ni quieren saber del tema, es un desastre", comenta una de las afectadas.
Una de las residentes de la zona, en el año 2012, decidió colocar un portalón, al que agregó un enorme muro, en el acceso a un camino público, y que cierra un espacio de más de 160 metros cuadrados que servían de entrada a otras viviendas.
La obra carecía de licencia, por lo que parecía fácil que se le obligase a derruirla, pero no ha sido así. Tal ha sido el malestar vecinal durante estos años que en una ocasión la Policía Local tuvo que intervenir.
Este episodio es de sobra conocido por todos. Uno de los afectados perdió, entre el muro y el cierre, un vehículo. "Su coche lleva atrapado entre entre los muros una década", explica un vecino. Con la obra acometida solo queda espacio para circular con transportes de muy pequeñas dimensiones "y con los espejos plegados, si no es imposible. O sea, que imagina si tiene que venir una ambulancia", se queja María Vila, afectada. Así que todos deben dejar los vehículos a varios metros de su casa o dar un buen rodeo para acceder a un total de cuatro viviendas.
Se programó en 2016 una orden de derribo, pero la denunciada recurrió ante el Ayuntamiento alegando que ese camino formaba parte de su terreno, aunque no facilitó las escrituras. Después, el asunto fue al Tribunal Superior de Justicia de Galicia, quien negó la razón a la mujer y fue entonces cuando se dirigió al Supremo.
El alto tribunal también se posicionó al lado de los afectados, pero la denunciante hizo caso omiso. Acumula multas, disputas con los vecinos y un muro de grandes dimensiones que debe tirar abajo. Por esto, el Ayuntamiento de Tui ha anunciado que lo derribará por sus propios medios el próximo día 26, justo después de Navidad, y que cobrará los trabajos a la mujer.
Los vecinos aún no se lo creen, "hasta que no lo veamos, ya no sé qué decir", pero quizás, después de más de una década, este sea, al fin, su mejor regalo navideño.