Barbate
La mujer de uno de los guardias heridos en Barbate asegura que a su marido, al trauma de haber visto morir a dos compañeros, se le une la impotencia por una situación que se sigue repitiendo.
En el reciente incidente en Barbate, la esposa de uno de los guardias civiles sobrevivientes comparte las dolorosas secuelas que han afectado a su esposo desde el trágico ataque. El trauma de presenciar la pérdida de dos compañeros se entrelaza con la impotencia ante una situación recurrente que sigue desafiando a las autoridades.
"Fue un capricho político y lo seguiré diciendo. Las órdenes vinieron de la política y fueron escalando", ha asegurado.
Las narcolanchas, símbolos de una actividad delictiva incesante, siguen llegando a nuestras costas, aumentando el peligro y la complejidad del escenario. La esposa señala la participación de jóvenes desde la playa de Chiclana, facilitando las operaciones de los narcotraficantes.
Se repiten constantemente incidentes como el que involucró a un contrabandista de tabaco chocando contra un vehículo de la Guardia Civil ilustra la intensidad y desafío que enfrentan en su labor diaria, marcada por la consigna implacable de los delincuentes: "no te detengas".
Ante este contexto, la Guardia Civil y la Policía Nacional han solicitado la declaración del Campo de Gibraltar como Zona de Especial Singularidad. Esta designación permitiría una mayor atención en términos de recursos humanos y materiales, incluyendo equipos esenciales como Cetmes de bolas anti disturbios y chalecos antibalas flotantes, necesarios para garantizar la seguridad en operaciones de alto riesgo.
La voz de la esposa del Guardia Civil herido resuena como un llamado a la conciencia colectiva, recordando la urgencia de fortalecer la protección de aquellos que velan por la seguridad pública. En un escenario donde la violencia narco persiste, su testimonio representa un recordatorio sombrío de los desafíos que enfrentan quienes defienden la ley en primera línea.
Los acusados reconocieron lo sucedido desde su salida del puerto de Barbate y también el delito de contrabando, pero negaron que opusieran resistencia a la detención o que su lancha embistiera a la Zodiac de la Guardia Civil.
Culparon de ello a otra embarcación de cuatro motores que estaba en el lugar, pero, subrayan las fuentes de la investigación, en el momento del ataque en el puerto de Barbate había seis narcholanchas y solo una, la más grande, era cuatrimotor.