EN MADRID
Verónica, una mujer casada de 30 años y con dos hijos, trabajadora en una multinacional de automoción, se ha quitado la vida después de que circulara entre sus compañeros de trabajo un antiguo vídeo de carácter sexual que ella se había grabado.
El vídeo, que ella grabó estando en plenas facultades, comenzó a circular entre sus compañeros la pasada semana a pesar de que la grabación se había hecho unos cinco años atrás.
En la empresa trabajan alrededor de 2.000 personas y se cree que el vídeo pudo llegar a la mayoría de empleados.
Verónica se enteró a mitad de semana de lo que estaba sucediendo y comenzó a ponerse nerviosa. Un día incluso tuvo que marcharse de su lugar de trabajo porque llegó a sufrir una crisis de ansiedad al enterarse de que su marido había recibido el vídeo.
Sus compañeros, que se han concentrado a las puertas de la empresa en protesta por lo ocurrido, cuentan que ella quería que el tema pasara cuanto antes y volver a estar tranquila. Incluso había descartado denunciar lo ocurrido porque lo único que quería era que se olvidara. Sin embargo, la presión sobrepasó a Verónica, que finalmente se quitó vida.
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