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Muerte cofrade

Muere un cofrade de 23 años frente a la comisaría Policía Nacional de Jerez de la Frontera

El joven era conocido en jerez al ser auxiliar de varias hermandades y responsable de un club deportivo de Trail running.

Pablo Sampalo, cofrade Hermandad de la Yedra

La Hermandad de la Yedra, en Jerez de la Frontera, se encuentra de luto por la muerte de uno de sus cofrades más jóvenes. Pablo Sampalo, de 23 años, murió de forma repentina este viernes por la noche mientras realizaba deporte.

Según informa el 'Diario de Jerez', este joven era muy conocido en las cofradías de Jerez al ser auxiliar de varias hermandades y responsable de un club deportivo de Trail running. Los hechos ocurrieron a última hora de la tarde del viernes frente a la comisaría de la Policía Nacional, en La Asunción.

"La Hermandad de la Yedra muestra su más hondo pesar por el repentino fallecimiento de nuestro hermano Pablo Sampalo Estrade, hijo del capataz Tomás Sampalo Torres, a quien acompañaba como auxiliar en la Madrugada del Viernes Santo", escribió la hermandad en su cuenta de Twitter.

Su padre también ha publicado un mensaje en Twitter en el que le ha dado las gracias "por estos 23 años de vida. La esperanza te recibe en su gloria. Más dolor no cabe. Te amo hijo mío".

Muerte súbita en personas jóvenes

Según explica la Fundación del Corazón, la muerte súbita es la aparición repentina e inesperada de una parada cardiaca en una persona que aparentemente se encuentra sana y en buen estado.

Su principal causa es una arritmia cardiaca llamada fibrilación ventricular, que hace que el corazón pierda su capacidad de contraerse de forma organizada, por lo que deja de latir. La víctima de muerte súbita pierde en primer lugar el pulso, y en pocos segundos, pierde también el conocimiento y la capacidad de respirar. Si no recibe atención inmediata, la consecuencia es el fallecimiento al cabo de unos minutos.

Síntomas de la muerte súbita

Las víctimas de muerte súbita presentan de manera brusca una pérdida completa del conocimiento y no responden a ningún tipo de estímulo. Pueden tener los ojos abiertos o cerrados, y en seguida, dejan de respirar. Sin atención, el color de la piel pierde rápidamente el tono rosado habitual y se torna azul violáceo.

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