LUTO NACIONAL
Xunqueira de Ambía está triste: crespones en señal de luto, banderas a media asta. Los comercios permanecen cerrados en señal de luto. Los jóvenes de este pueblo, muchos de ellos amigos desde la infancia, conocieron la noticia a primera hora de la tarde de ayer. Sus dos amigas, Celtia y Eva, habían muerto en el accidente. Desde entonces se organizaron para limpiar y preparar el pabellón que hoy se ha convertido en capilla ardiente.
Tras la tragedia de Santiago, son muchos los pueblos y las familias a las que ahora les toca dar el último adiós a sus seres queridos. En la localidad madrileña de Colmenar Viejo los vecinos no hablan de otra cosa. José María Romeral, de 67 años, era el vicario de la iglesia de Santa Teresa. Había cogido el tren para pasar unos días en Ferrol con su amigo Balta, el de toda la vida. En la sacristía sus pertenencias aún están como él las dejó antes de partir.
Las historias se reparten por toda España. En San Fernando (Cádiz) está una de las más dramáticas. Siete personas viajaban cada verano en grupo. Este año decidieron ir a Santiago. Cinco de ellos perdieron la vida antes de llegar a su destino. La mayoría eran profesores. En los colegios e institutos los vecinos y amigos se consuelan juntos. Encienden velas y ponen flores para homenajear a sus allegados. Estos son algunas de las historias de las muchas que se esconden tras los rostros de los fallecidos.