EX DIPUTADA DEL PP
Montserrat Nebrera quiso vivir voluntariamente la experiencia a la que miles de mujeres se someten por obligación. El primer día sintió como la tela le asfixiaba y sentía que el burka era como una cárcel ambulante.
Después de 24 horas empieza a sentirse dentro de una fortaleza que más que aislarla la protege. Son pocas las mujeres que la miran, la indiferencia es la tónica general.
Ella siente que a pesar de enseñar sólo 5 centímetros de su cuerpo, va desnuda. Según Nebrera lo que asfixia no es el burka sino las miradas de desprecio de la gente.