MADONNA Y MILEY JUNTAS EN EL ESCENARIO
Cuando Miley Cyrus todavía no había nacido, Madonna llevaba varios escándalos ya en su currículo. En 1986 fue pionera a la hora de tratar el aborto en una canción. Tres años después la iglesia católica la calificaba de blasfema y Juan Pablo II recomendaba no asistir a sus conciertos.
Tampoco ha tenido rubor a la hora de juguetear con su ambigüedad sexual. Un recurso que enseñó a otra chica mala, Britney Spears. Un ejemplo de ello fue el famoso beso sobre el escenario que relanzó su notoriedad.
Madonna está muy atenta a las vanguardias sonoras de cada momento y sigue muy cerca a las figuras juveniles como las Pussy Riot, el grupo musical ruso especializado en levantar dolor de cabeza a Putin y con las que actuará la próxima semana en Nueva York.
"Quiero ser la Madonna de mi generación", ha confesado la que fue Hannah Montana cuyo recuerdo ha destrozado con grandes dosis de insinuación y encaje. Después de cantar junto a la reina del pop muchos ven en Miley Cyrus su alumna más aventajada y quizás futura heredera de su trono.