Cáncer
A Moisés le informaron que tenía linfoma de Hodgking el mismo día que se enteró de que había aprobado las oposiciones a profesor de química.
Moisés Carriller tenía 28 años cuando en 2021 le diagnostican Linfoma de Hodgking. Recuerda perfectamente ese momento: "Me dicen que tengo cáncer prácticamente a la vez que me entero que había aprobado las oposiciones a profesor". Este joven de Lepe que es químico empezó con una tos que empeoraba con los días. El primer diagnóstico fue erróneo, recuerda: "Me dicen que es alergia y me mandan a casa con antihistamínicos". Al poco tiempo se detecta un bulto en el pecho que no le para de crecer. Fue en el Hospital Infanta Elena de Huelva cuando, tras someterse a unas pruebas, le comunicaron que no era alergia, sino cáncer en estadio 2 y que era necesaria la quimioterapia.
A pesar de que su mundo se derrumbó, Moisés ingresó en el hospital para recibir el tratamiento, pero tras los tres primeros ciclos, le realizaron la prueba de imagen y "me dicen que no ha funcionado, que el linfoma había avanzado". Inmediatamente fue trasladado a Sevilla, al Hospital Virgen del Rocío para entrar en un ensayo clínico con un nuevo fármaco, pero sin apenas expectativas. "Probé dos nuevos ciclos de quimioterapia, más agresiva que la primera, con efectos secundarios para el cuerpo, pero no funcionó". El cáncer de este joven onubense se propagó al estadio 4. En estos casos la enfermedad suele tener el peor pronóstico.
Cuando estaba casi todo perdido me dijeron que "me quedaba otra bala en el cartucho que era un tratamiento nuevo, la terapia CAR-T". Con esta terapia, las células inmunitarias llamadas células T (un tipo de glóbulos blancos) luchan contra el cáncer al alterarlas en el laboratorio para que puedan encontrar y destruir a las células cancerosas.
"Me metieron durante un mes en una habitación aislada, ya que cualquier bacteria podía matarme"
Moisés, a pesar de que le habían informado de que iba a ser duro, no lo dudó. "Me metieron durante un mes en una habitación aislada, los médicos entraban y salían de ahí con EPIS, ya que cualquier bacteria podía matarme". Durante ese mes, estuvo durante 14 días con fiebre de 41 grados y nada le hacía efecto. La única persona que estuvo en la habitación con él fue su padre: "Aunque yo le decía que no se preocupase cuando me veía vomitar sufrió más que yo esos largos días".
Al mes de salir del hospital, este joven de Lepe se sometió a la primera prueba de imagen y su médico le comunicó una gran noticia: "Los resultados son excelentes, las expectativas son muy buenas me dice". Pero no es hasta tres meses después cuando vio la luz: "El cáncer prácticamente había remitido; lo han llamado el milagro de Moisés. Mis médicos no se esperaban que fuera ha remitir tan pronto", ha relatado el propio Moisés.
Había un 40% de probabilidad de éxito y se cumplió en Moisés: "No había otra alternativa, prefería la guerra antes que irme", ha relatado nervioso a Antena 3 Noticias, y lo hace tocándose el pecho mientras hablamos con él: "Es un acto reflejo".
Moisés sabe que el cáncer puede volver, pero desde que esta enfermedad apareció, su filosofía de vida ha cambiado: "Vive como si fuera el último día". Además, quiere trasmitir el mensaje a todos los que se encuentran en esta situación de que "siempre, siempre hay luz al final del túnel". Moisés es un ejemplo de ello.