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Delincuencia

Miedo en Orriols al caer la noche: la delincuencia se ha instalado en este barrio de Valencia

La venta de droga, los guetos y las viviendas okupadas han hecho de Orriols uno de los barrios valencianos más conflictivos.

En los últimos días, hasta tres apuñalamientos en plena calle han sembrado el pánico en el barrio valenciano de Orriols. En el último suceso del pasado sábado falleció un joven argelino de 20 años. En ese punto trágico, un altar improvisado recuerda a la víctima y evidencia la escalada de conflictividad que vive este barrio obrero en los últimos años.

"La gente mayor solo sale de casa por la mañana", "los vecinos se mudan porque así no se puede vivir" o "evito bajar a la calle cuando cae la luz para que no me atraquen" son algunas de las declaraciones de los vecinos, preocupados ante la situación que están viviendo.

La venta de droga, los guetos multiétnicos y un sinfín de viviendas okupadas han hecho de Orriols uno de los barrios más conflictivos de la capital valenciana.

"El barrio tiene miedo"

Rosa, que tiene un ultramarinos desde hace 30 años en Orriols, ha visto en primera persona la evolución del barrio. "Intento cerrar pronto el negocio para evitar problemas. El barrio tiene miedo".

"Intento cerrar pronto el negocio para evitar problemas"

Miedo es la palabra que repite una de sus clientas de 83 años que ha salido a comprar. "La Policía le dijo a mi hijo que no saliera de casa por las tardes y así lo hago. No te puedes poner una cadena, ni una pulsera. No sé dónde vamos a llegar", explica la clienta.

Desde el colectivo 'Orriols en Lucha' trabajan para encontrar posibles soluciones a esta problemática. "Es un problema transversal, no basta con patrullar por la noche. Hay decenas de viviendas okupadas, se vende droga libremente en la calle, etc. Orriols siempre ha sido un barrio humilde y tranquilo y ahora los vecinos se van o evitan pasar por la zona 0", cuenta Ma Carmen Tarín, portavoz del colectivo.

Dicen que sus hijos han normalizado ver a gente drogándose o a personas gritando "¡Me han robado!". Basta con dar una vuelta por las calles Daroca, San Juan de la Peña o Duque de Mandas para darse cuenta de que en sus cruces se respira tensión.