HA GANADO UN PREMIO INTERNACIONAL
Compitió con zapateros de todo el mundo, pero él se ha llevado el campeonato internacional en Alemania. ¿Cuál era la prueba? Arreglar un zapato completamente destrozado.
Lo compró por Internet, lo desarmó entero, lo restauró y lo dejó como nuevo.
Javier empezó a los 14 años como aprendiz, "barriendo el taller y yendo a los recados", pero desde entonces está enganchado a arreglar calzado.
"La gente joven solo repara zapatillas de deporte. La cultura esa del zapato nada más que es para bodas, bautizos y eventos", explica.
Ahora el oficio está casi en peligro de extinción porque la calidad ha bajado: "La gente prefiere coger un zapato barato, y hay algunos que ya ni los reparan. Los tiran directamente".
Oara reinventarse, se han especializado en cuero y zapatos de alta gama, que pueden costar entre 300 y 1500 euros.