Galicia
Se trata de una obra del artista madrileño Sfhir, que es una de las figuras más destacadas del arte urbano. El mural ha sido elegido el mejor del mundo a través de una votación en el portal Street Art Cities.
El teléfono de Sfhir no deja de sonar desde que se ha conocido la noticia. "Ahora al final ya sí porque ves el ranking, pero al principio no me lo esperaba para nada", nos dice con una voz de esas que transmiten la sonrisa a través de la línea.
La que ya se conoce como 'La violonchelista de Fene' es una obra que se realizó durante la primera edición del 'Perla Mural Fest' que se celebró el verano pasado en Fene, A Coruña. La intención era hacerle un homenaje a la emblemática Sala Perla, ya desaparecida físicamente pero muy presente en el recuerdo de todos los vecinos.
"Con la idea de la música en la cabeza, cuando vi la fachada con ese inmenso patio de luces lo que se me ocurrió fue integrarlo de alguna manera. Viendo la forma que tenía y las posibilidades, elegí el chelo porque creía que era el que mejor iba a encajar".
Y no se equivocaba. Este espectacular mural, de cerca de 700 metros cuadrados, no deja indiferente a nadie. Durante el día se pueden apreciar todos sus detalles, que son muchos, y cuando cae la noche y las luces de las viviendas empiezan a encenderse, parece como si cobrase vida.
Otras dos de las obras finalistas en el certamen de 'Street Art Cities' están también ubicadas en Galicia. 'A Dona do Estuario', en Nigrán (Pontevedra) y el 'Copora', en Lugo, competían también por alzarse con el título del mejor mural del mundo que finalmente se ha llevado Sfhir.
La pregunta es obligada, ¿qué tiene esta tierra para los muralistas? "En Galicia hay fachadas enormes, muchas están en muy mal estado, y cuando les das una mano de color cambia por completo el paisaje". Además, los vecinos valoran muy positivamente: "No es lo mismo criarte en una ciudad gris llena de muros que transmiten cierta tristeza, que criarte en una ciudad llena de color con murales que cuentan historias".
Historias es precisamente lo que acumula este artista. "Pues desde estar en la grúa pintando y que te saquen por la ventana un trozo de tarta de un cumpleaños que están celebrando, hasta una vecina que te viene todos los días a ver cómo vas y si necesitas algo".
Como casi siempre, el trato con la gente acaba siendo lo más bonito. Y así es como, cobra importancia una de las cosas más pequeñas de este mural, una simple peca. "A medida que iba avanzando me di cuenta de que la modelo en la que me inspiré para la violonchelista era muy parecida a la hija de una vecina, que además estaba súper volcada con el mural. Así que decidí modificarle algunas cosas, le puse una peca que la chica tiene sobre el labio para que se pareciese más, y cuando la madre lo vio se emocionó toda. Venía hasta con los ojos llorosos". No es para menos. Un espectáculo que, sin duda, merece la pena visitar.