ARTÍCULO EN LA REVISTA 'LANCET'
El artículo, que ha contado con el consentimiento de la paciente, describe aspectos clínicos y terapéuticos sobre la enfermedad por el virus del ébola no conocidos hasta ahora, así como la realización de pruebas de detección del virus en fluidos distintos de la sangre como el sudor, la saliva o mucosidades nasales.
Con Teresa Romero se utilizaron dos tratamientos experimentales: plasma de dos convalecientes de la enfermedad y el antiviral Favipiravir. Es la primera vez que se comunica a la comunidad científica el uso conjunto de estos dos tratamientos que pudieron haber contribuido a la curación de la paciente, destaca el responsable de la unidad de enfermedades infecciosas del hospital La Paz-Carlos III y uno de los autores del artículo, José Ramón Arribas.
"En el artículo explicamos detalladamente la administración de suero a la convaleciente y del antiviral Favipiravir, que se usa para la gripe pero que, en dosis más altas, nunca se había empleado para tratar el ébola", apunta Arribas, quien sostiene que el suero y el antiviral "pueden haber contribuido" a que la auxiliar de enfermería sobreviviera. En su opinión, el cuidado de Teresa Romero, de 45 años, ha aportado a los médicos "enseñanzas muy importantes", sobre todo en relación con el soporte a través de fluidos.
No obstante, Arribas reconoce que "no se puede determinar" cuál de los dos tratamientos ha funcionado mejor porque para ello se necesitan ensayos clínicos, es decir, que unos pacientes los reciban y otros no, y de los que se están haciendo todavía aún no hay resultados concluyentes. Lo que, a su juicio, sí parece importante y demuestra que algo de lo que se está haciendo "está funcionando" es que en el mundo desarrollado la mortalidad de la enfermedad del ébola está "alrededor del 20%, porcentaje que en África supera el 50%".
La doctora Marta Arsuaga, una de las autoras que firma el artículo, ya adelantó el día que recibió el alta médica Teresa Romero que era complicado determinar qué tratamiento había funcionado con ella y agregó que su sistema inmunológico seguramente había tenido "mucha parte" en su recuperación, consideración con la que coincide Arriaga. Romero se infectó al tratar a los dos misioneros repatriados de África y fallecidos en el hospital Carlos III de Madrid, Miguel Pajares y Manuel García Viejo.
Un total de 165 profesionales del hospital La Paz-Carlos III atendieron a diez pacientes como "casos en investigación" y tres casos confirmados de enfermedad por el virus del Ébola: los dos religiosos y el caso secundario de la auxiliar de enfermería que se describe en el artículo. La experiencia con los tres pacientes de ébola en el hospital madrileño, donde se han contabilizado más de 800 exposiciones con contacto del personal sanitario, pertrechados de los preceptivos trajes de protección, ha servido para la elaboración de nuevos protocolos como el de atención psicosocial.
El estado de salud de Teresa Romero, que recibió el alta médica hace siete meses, sigue "evolucionando muy favorablemente, sin secuelas particulares por el virus", subraya Arribas, que aprovecha para expresar su agradecimiento a la auxiliar de enfermería por permitir publicar su caso para que la comunidad científica conozca mejor esta enfermedad. Y concluye con una paradoja: "Ahora que están en marcha ensayos clínicos en África, la epidemia remite, por lo que nos podemos quedar sin saber si los tratamientos funcionan o no".