TIENE MAYOR INCIDENCIA EN EDADES TEMPRANAS
La mayor tasa de incidencia se alcanza en torno a los 11-14 años y los chicos están más involucrados en la ciberperpetración
La prevalencia del ciberacoso en España se mantiene en tasas estables de entre el diez y el quince por ciento durante los últimos diez años, según el informe 'Ciberacoso'. El profesor Albert Clemente, profesor de la Universidad Internacional de Valencia, explica que, con carácter general, se entiende la prevalencia como el conjunto de individuos involucrados en el fenómeno del acoso o ciberacoso, esto es, tanto víctimas, autores, como espectadores. Y destaca que "el ciberacoso no ha dejado de crecer y se ha convertido en una problemática presente en todas las culturas y regiones del mundo, tanto en su modalidad tradicional como online".
Según el documento, existe mayor involucración de los chicos en conductas de ciberperpetración y una ambivalencia en la variable de género en cibervictimización. Respecto a la edad, hay una mayor incidencia entre los trece y los quince años en el acoso tradicional y, la mayor tasa de incidencia en el ciberacoso, se alcanza desde los once a los catorce años. El profesor añade que "en el ciberacoso se puede diferenciar entre factores de riesgo estáticos, esto es, aquellos que no pueden cambiar y permanecerán en el tiempo (género, participación previa en la agresión, victimización previa, impulsividad) y factores dinámicos, es decir, aquellos que sí pueden cambiar o sobre los que se puede intervenir (políticas escolares de prevención, supervisión de los padres, rendimiento académico)".
"El acoso escolar acarrea dramáticas consecuencias especialmente para las víctimas, pero también para los agresores y espectadores; y el ciberacoso, considerado un nuevo tipo de acoso de tipo indirecto, no es una excepción, ya que los efectos son más graves y duraderos que en el acoso, teniendo un mayor riesgo en ideación y tentativa suicida que en el acoso tradicional. No obstante, el ciberacoso no influye a todas las víctimas por igual, estando mediada por factores como género, cantidad y calidad de apoyo social, edad y tiempo de conexión a Internet", advierte a través de un comunicado.
Cibervíctimas y ciberespectadores
El informe de la VIU incluye diversos estudios sobre la incidencia o número total de personas que son agresoras, víctimas o espectadoras, es decir, ciberperpetradores, cibervíctimas y ciberespectadores.
El estudio de la VIU señala que, respecto a la prevalencia de la cibervictimización, el 6,9% ha sufrido ciberacoso (un 5,8% de forma ocasional y un 1,1% de manera frecuente), el 3,7% acoso tradicional y ciberacoso y el 3,3% ha ciberacosado.
Asimismo, resalta que desde el primer estudio de ciberacoso que se hizo en España a nivel estatal, las cifras se han mantenido estables. Si se observan solo las cifras de victimización y, más concretamente, las de cibervictimización más grave o recurrente (que se da con más frecuencia), las cifras han subido, pero muy ligeramente 0,4% de 2006 a 1%-2% de 2016. Respecto al género, hay ambivalencia, pero destacando el estudio de Save the Children, sí que se aprecia una diferencia significativa, donde las chicas son más victimizadas (8,5%), que los chicos (5,3%).
El profesor explica en su informe que en los últimos años, producto de la alarma social generada, se han construido una serie de "mitos" alrededor del ciberacoso "que han motivado una creencia errónea generalizada que postula que un enfoque tecnológico y de seguridad, es decir, una mayor formación y un mayor control sobre el uso de las tecnologías, redundará en una disminución del riesgo de los jóvenes".
En este sentido, apunta que muchos estudios sostienen que "los enfoques que tienen en cuenta a toda la comunidad educativa, se revelan más eficaces como estrategias preventivas, como así sucede para el acoso tradicional". "Es cierto que el ciberacoso tiene una serie de especialidades, como el hecho de ocurrir sobre todo fuera del horario escolar, pero la investigación revela que adaptar los hallazgos sobre ciberacoso a los programas exitosos en prevención de acoso escolar, se revela como una estrategia recomendable a las políticas de corte punitivo y de tolerancia cero", concluye.