Canarias
De estos fallecidos, 154 eran mujeres y 50 niños y niñas. La media de muertes es escalofriante: 33 personas al día.
La travesía canaria vuelve a posicionarse como la ruta migratoria más mortífera de entrada a España, y una de las más peligrosas del mundo.
Así lo demuestran los datos publicados por el colectivo 'Caminando Fronteras', sobre los primeros seis meses de 2024. En lo que va de año han muerto 5.054 personas de 17 países tratando de llegar a España por mar, 4.808 de ellas en la ruta canaria, es decir, más del 95%. Por su parte, las rutas del Mediterráneo han ocasionado 246 víctimas, siendo la argelina del Mediterráneo Occidental la segunda que más muertes registra después de la Atlántica. En la ruta del Estrecho perdieron la vida 24 personas, en la de Alborán 47 y en la de Argelia 175.
Las salidas de cayucos desde Mauritania han sido las que se han cobrado el mayor número de vidas, 3600 personas, influido en gran parte por unos servicios de búsqueda y rescate de embarcaciones muy deficitarios. Le sigue en número de fallecidos Senegal con 959 personas, y desde donde se observa que están descendiendo notablemente las salidas; y 249 fallecidos procedentes de Guelmin-Dajla.
Se sabe que un total de 47 embarcaciones han desaparecido con todas las personas a bordo en las rutas migratorias con destino a nuestro país. De estos fallecidos, 154 eran mujeres y 50 niños y niñas. La media diaria de fallecidos es escalofriante: 33 personas al día.
Los meses más letales fueron febrero y abril con 1090 y 1197 fallecidos respectivamente y todos los meses, del 1 de enero al 31 de mayo, han superado las 800 víctimas.
Entre algunas de las causas del incremento en el número de muertes están los acuerdos bilaterales que ponen el foco en el control migratorio pero que no establecen protocolos de colaboración para reforzar los medios de búsqueda y rescate cuando se producen alertas de embarcaciones en dificultades. Además, las rutas han permanecido activas incluso con malas condiciones meteorológicas, y con embarcaciones muy precarias. Según el informe de Caminando Fronteras, la actuación de los servicios de rescate es muy deficiente, con prácticas arbitrarias, medios insuficientes y recurriendo al método de las búsquedas pasivas.
“No podemos normalizar estas cifras y por eso debemos exigir a los diferentes países que pongan los protocolos de deber de socorro en el mar y la defensa del derecho a la vida por encima de las medidas de control migratorio. Y no es tan complicado, es simplemente no dejar morir a gente en las fronteras y poner todos los medios para salvar las vidas de las personas en riesgo”, exige Helena Maleno, coordinadora de esta investigación.