POR ORDEN DE JUEZ

El maquinista está en un hospital de Santiago custodiado por la Policía

El maquinista del tren accidentado en Santiago de Compostela se encuentra en un hospital de Santiago de Compostela, custodiado por agentes del Cuerpo Nacional de Policía. La orden ha sido dada por el juez. Según unas conversaciones registradas tras el siniestro, dijo que "se quería morir".

El maquinista del tren Alvia que se estrelló este miercoles en Santiago de Compostela, causando la muerte de al menos 80 personas, se encuentra detenido por la Policía a la espera de prestar declaración, algo que todavía no ha hecho, según han informado esta noche fuentes de la investigación. 

El conductor permanece ingresado en el Hospital Clínico de Santiago arrestado por la policía y previsiblemente este viernes prestará declaración judicial como imputado, según las fuentes. 

El Tribunal Superior de Justicia de Galicia ha informado esta tarde en un comunicado de que el juez de Instrucción número 3 de Santiago "no ha ordenado detención alguna". 

No obstante, fuentes de la investigación han insistido en que el conductor del Alvia se encuentra detenido por la Policía a la espera de pasar a disposición judicial, lo que ocurrirá previsiblemente mañana viernes. 

Fuentes de Renfe han asegurado que no han podido realizar al maquinista la prueba de alcoholemia protocolaria tras los accidentes, porque desde un principio ha quedado bajo la custodia de la policía judicial, que ha recibido el mandato del Juzgado de Instrucción 3 de Santiago de que lo interrogue en calidad de imputado. 

El Tribunal Superior de Justicia de Galicia ha explicado también que el magistrado encargado de la causa ha ordenado a la policía la custodia de la caja negra del tren, así como que recabe documentos e informes que arrojen luz sobre el siniestro. 

"Descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer". Estas fueron las sucintas palabras del maquinista Francisco José Garzón en una conversación telefónica tras la tragedia. Fuentes de la investigación han informado de que, tras el suceso, el conductor reconoció que iba a una velocidad de unos 190 kilómetros por hora en una zona limitada a 80.

En la misma conversación decía que "se quería morir", al darse cuenta de la magnitud del accidente.

Además de en las comunicaciones por radio que mantuvo tras el accidente, el propio conductor reconoció que llevaba esta velocidad excesiva en una conversación que mantuvo después del suceso con el delegado del Gobierno en Galicia.

Más sobre este tema: