Opinión
El director de las Noticias de la Mañana repasa las cifras de natalidad en España y las razones por las que cada vez nacen menos niños, pero también añade una bonita reflexión personal.
España, país de viejos. Es así, es una realidad. A la hora de explicarlo podemos ver el vaso medio lleno y quedarnos tan contentos: sí, lo somos porque nuestra esperanza de vida es una de las más altas del mundo. O podemos ver ese mismo vaso medio vacío, ser algo más críticos y abordar uno de los problemas más serios que nos amenazan como sociedad.
España, país de viejos porque no tenemos niños. Los datos son difíciles de creer. En 3 de cada diez hospitales españoles solo se atiende un parto al día. Somos el segundo país de Europa con el índice de natalidad más bajo. A este paso se cierran maternidades, a este paso sobran pediatras...a este paso qué país más triste se dibuja en el horizonte.
¿Qué es lo que pasa? Razones mil. Y reales: el problema del trabajo, de la vivienda, de no poder edificar un futuro de cierta estabilidad. ¿Pero eso siempre es así? ¿En todos los casos o en muchos también son excusas? Nos ha pasado a todos. A todos se nos ha puesto esa pelota en el estómago. "Ay, madre mía...¿niños?" Qué vértigo, qué responsabilidad, más obligaciones, más gastos, más sufrimiento. Sí, sufrimiento. En definitiva, hemos sentido que nunca es el momento.
Reconozco que para traer a un pequeño a este mundo hay que ponerle un punto de locura, pero siempre lo ha sido. Si te lo piensas, no lo haces. ¡Ah! al menos en mi caso... ¡vaya si mereció la pena!.