Opinión
El presentador de Noticias de la Mañana asegura que en el vídeo del salto a la valle de Melilla "es difícil adivinar quién está muerto, herido o ha sobrevivido".
Es el poder de una imagen poderosa. Impacta en ti, deja huella y "aquí" queda durante mucho tiempo o para siempre. Hablo de esa instantánea, de esos segundos de grabación de un móvil, de esa escena dantesca de los cuerpos de los migrantes subsaharianos amontonados como basura en la frontera de Melilla. En la que es difícil adivinar quién está muerto, herido o ha sobrevivido al salto de la valla.
Se mezcla esa imagen en mi cabeza con la de las fosas comunes abiertas en Nador, en Marruecos, para enterrarlos cuanto antes... sin identificar, sin hacer autopsia, sin investigar nada... Sepultarlos a toda prisa para, a toda prisa, pasar página.
Y se cruza a la vez esa avalancha de imágenes con otras, en otras fronteras...más arriba, donde hay una guerra. En ellas, otros niños, otras mujeres y otros hombres también buscan una vida mejor y huyen del horror. Se les recibe en campamentos, se les da comida, agua... se les hacen papeles enseguida... Hay ya 100.000 ucranianos instalados en España. Hay millones refugiados a lo largo del mundo. Y me parece maravilloso. Extraordinario. Poco hacemos.
Pero yo ahora quiero compartir con vosotros... el dilema moral que me produce todo esto.