Desahucios
Lacramioara Ilie no renovó el bono social de la Xunta por no comprender la notificación de la administración. Tiene miedo de ser desahuciada por los impagos: debe cuatro mil euros.
Hace meses que Lacramioara Ilie recibió una carta. La Xunta le exigía realizar los trámites correspondientes para poder renovar su bono social como mujer maltratada. Esta ayuda le permitiría pagar la renta del piso de Teis en el que vive con su hija, pero nunca llegó a renovar nada. Y es que Lacramioara, de nacionalidad rumana, no fue capaz de descifrar la notificación. Ni ella, ni su hija, ni su vecino. Ahora debe cuatro mil euros a su casera y vive con el miedo de ser desahuciada.
Cuando presentó todo el papeleo requerido por la Administración, el plazo ya había expirado. Fue la peor noticia que recibió Lacramioara Ilie para renovar su bono social como mujer maltratada. Esta rumana vive en un piso de Teis con su hija. Entre las dos fueron incapaces de interpretar una carta que hace meses le envió la Xunta.
Desesperadas, echaron mano de un vecino, pero este tampoco pudo con la burocracia. El lenguaje institucional suele sobrepasar a cualquiera, más si es extranjero.
Esta mujer trató de buscar ayuda lo antes posible. Afirma que se movió entre distintas oficinas de asistentas sociales del Ayuntamiento, pero no consiguió nada. Hasta que, con la ayuda de su vecino, tenía la solicitud preparada. Era tarde y, ahora, no es capaz de dormir por si la desahucian. Su casera ya la ha llamado: le debe once meses de alquiler, lo que se traduce en unos cuatro mil euros de renta.
Por si fuese poco, a esta problemática se le suma la incertidumbre de no saber si podrá costear los estudios de su hija de 17 años. Ya no forma parte de la enseñanza obligatoria y sostiene que no recibirán más becas.
Después de diez años lejos de su país, Lacramioara lucha por conseguir la mejor vida para ella y para su hija. En este momento, su único ingreso es una Risga de 500 euros.