#Juntosxelclima
Llegas a la cocina, después de una dura jornada de trabajo y enciendes la luz para poder ver. Tienes hambre y estás deseando hacerte un buen bocadillo para saciar el apetito.
Abres la nevera para sacar el embutido que mantienes dentro. También sacas la leche, te gusta tomártela caliente y decides meter el vaso en el microondas para beberlo a tu gusto.
Cada vez que abrimos el horno, este pierde un 20% de energía. Si nos referimos al microondas, supone un ahorro entre el 60 y el 70%. La nevera, en cambio aprovecha el frío.