Coronavirus
Este domingo se cumple un año desde que entró en vigor el estado de alarma para imponer el confinamiento domiciliario en todo el país ante el aumento descontrolado de casos de coronavirus.
Los niños fueron uno de los grandes afectados durante el confinamiento. Tuvieron que cambiar los juegos en parques por los salones de sus casas.
En Las Valeras, un pueblo de Cuenca, han decidido que esos recuerdos no pueden caer en el olvido. Por ello, los han empezado a enterrar en una cápsula del tiempo que reabrirán dentro de 25 años.
Los niños de este pueblo han descrito en varias cartas cómo han vivido este año de pandemia. El 11 de abril encerrarán todos estos recuerdos en una caja que no podrán abrir hasta 2046.
Los han aprendido a vivir con la mascarilla puesta, a lavarse concienzudamente las manos y echarse gel hidroalcohólico a cada paso, han reinventado los juegos sin contacto físico y se han convertido en expertos en videollamadas y clases en red.
Con la vida reducida a su "burbuja" social, sin cumpleaños ni fiestas, con encuentros muy limitados con abuelos y demás familia, los niños han interiorizado la pandemia en sus vidas y acatado como nadie las nuevas normas de convivencia.