Violencia de Género
Desde que entré en contacto con mujeres víctimas de violencia de género en 1990, me di cuenta de que se trataba de una dinámica de relación indeseable entre el hombre y la mujer.
El maltratador es dominante, necesita utilizar a la mujer a su medida y para sus necesidades. En el confinamiento por el coronavirus, la situación de violencia es una foto fija: la mujer no puede escapar y el hombre tiene todas las horas día para llevar a su cabeza conductas humillantes, aislándola y convirtiéndola en una persona indefensa y sin autoestima.
Se han identificado dos tipos de maltratador: uno es frío, distante, manipulador, calculador y con baja afectividad.
A ese le hace mucho daño la denuncia y que se impongan medidas de alejamiento. Le duele que su fama e imagen social se deteriore.
Este perfil de maltratador puede acabar con la vida de la mujer pero no se suicida porque actúa como venganza.
Por otro lado existe el maltratador vulnerable, inseguro, con inestabilidad, que necesita que la mujer viva solo y exclusivamente para él.
Cuando la mujer denuncia, él intenta volver a conquistarla. Pero cuando eso se consuma, se deprime y acaba matando a la mujer y suicidándose.
Hay que determinar qué agresores son más peligrosos antes de la denuncia y cuáles son receptivos a una terapia que les haga comprender que las relaciones humanas son de respeto..
En el caso del segundo perfil de maltratador, son hombres se han quedado en su desarrollo en estadio de adolescente y se les pueden reforzar las estructuras mentales para que asimilen esos derechos mutuos.