RECONSTRUCCIÓN DE LOS HECHOS
'La Manada' llegó a una ciudad que intenta erradicar las agresiones sexuales. El Ayuntamiento pone en marcha una campaña con un mensaje: "En San Fermín, no todo vale", un aviso dirigido especialmente a los hombres que acuden a Pamplona con intención de sobrepasar los límites.
La policía colabora en el plan contra las agresiones machistas y despliega por las ciudad decenas de cámaras. Jesús Barriáin, policía local de Pamplona, explica que tienen "instaladas 200 cámaras pero para las fechas de San Fermín se amplían con otras especiales de muy alta resolución". Según la policía municipal, a las cuatro de la madrugada recibieron una llamada que denunciaba una posible agresión sexual.
En la primera noche de fiesta, los cinco sevillanos se divierten en la verbena de la Plaza del Castillo. Una chica de 18 años, que también llegó esa misma tarde desde Madrid, perdió de vista a sus amigos y acabó sentada en un banco sola.
La joven se vuelve a su coche y ellos se ofrecen a acompañarla. Según la reconstrucción policial, uno de ellos para en un hotel y pide una habitación para mantener relaciones sexuales.
Ignacio Murillo, director del diario Navarra.com, detalla que "el portero ha declarado que en ningún momento la chica forma parte de la conversación, sino que se mantiene alejada". El portero les explicó que no hay habitación y les recomendó acudir a otros hoteles cercanos al centro de la fiesta.
Se detienen en el portal de una casa y aprovechan que una vecina accede al edificio para colarse, donde presuntamente abusaron de la joven. Grabaron siete vídeos dentro del portal que el juez ha incorporado al sumario.
Son grabaciones de apenas un minuto y medio que después compartieron en el chat 'La Manada'. "Cabrones os envidio. Estos son los viajes guapos", contestaba un miembro del grupo.
A los 15 minutos los sevillanos salieron del portal y se pararon a unos cien metros en un monumento al encierro, donde las cámaras los graban hablando con un grupo de gente, dispuestos a seguir la fiesta.
La hermana de uno de los acusados señala que "ellos siguen en la misma calle, ellos no huyen". "¿De verdad la gente piensa que son tan gilipollas de que se van a quedar allí para que los cojan?, se pregunta.
Carlos Bacaicoa, el abogado de una de las víctimas, considera que "ellos estaban convencidos de que el asunto iba a quedar impune".