Erupción del volcán en La Palma
Un año después de la erupción, un total de 192 personas continúan viviendo en 3 hoteles de la isla, 109 de los cuales son residentes de los núcleos aislados de Puerto Naos y La Bombilla, sin saber aún cuándo volverán a sus viviendas.
Son las consecuencias no siempre vistas de una catástrofe natural como la erupción del volcán de La Palma. El balance del Plan de Empleo y Acción Social desarrollado por el Cabildo de la isla ha arrojado datos que revelan la magnitud humana de lo que ha sido este año, más allá de lo puramente económico, y que ha dejado su huella en aspectos como la violencia de género o problemas relacionados con la salud mental.
De hecho, las llamadas de socorro por casos de violencia de género aumentaron un 60% durante el mes inmediatamente posterior a la erupción con respecto al mismo mes del año anterior, porcentaje que sube al 70% en lo que respecta a activaciones del Dispositivo de Emergencia para Mujeres Agredidas del Gobierno de Canarias. “La erupción del volcán ha ejercido como catalizador, como cualquier situación estresante”, señala Jessica Moya, psicóloga social, “aunque la mayoría son casos que existían previamente y que se han agudizado o visibilizado”.
La salud mental, un reto
Es uno de los diversos problemas a los que hacer frente desde el punto de vista psicosocial. Un año después de la erupción, un total de 192 personas continúan viviendo en 3 hoteles de la isla, 109 de los cuales son residentes de los núcleos aislados de Puerto Naos y La Bombilla, sin saber aún cuándo volverán a sus viviendas. “Esa incertidumbre acaba generando problemas psicológicos que tenemos que intentar tratar y contener”, apunta Sonia Chaves, trabajadora social que, junto a un equipo multidisciplinar, trabaja con las personas que continúan alojadas en los hoteles.
A eso se le añade la indefensión de esos vecinos, que ven cómo no se les reconoce como damnificados por no haber perdido sus casas...a las que no pueden acceder. Nieves Hernández, consejera de Acción Social del Cabildo de La Palma, reconoce que “hemos solicitado tanto al Gobierno de Canarias como al de España que se les reconozca como víctimas para que puedan salir de esos hoteles o de casas de amigos y obtengan una respuesta necesaria. No podemos calmarles de manera definitiva hasta que no vean una respuesta”.
No es el único colectivo en situación delicada. Dentro de los hoteles, una decena de personas tampoco tienen posibilidad de volver a sus casas, denominadas infraviviendas, "Son residencias que, antes de la erupción, se encontraban en unas condiciones muy poco óptimas y tras el volcán se encuentran en un estado aún más deteriorado”, explica Nieves Hernández, “por lo que estamos trabajando para rehabilitarlas y que puedan volver en condiciones habitables”.
Diferentes retos que afrontar dentro de una reconstrucción que va más allá de carreterasy territorios: recuperar la salud mental continúa siendo un desafío 365 días después.