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Vienen desde la sierra de Madrid, concretamente desde Puebla de la Sierra, cruzando pueblos y ciudades. Dos pastores recorren poco más de 100 kilómetros junto a 250 ovejas, algunas de ellas en peligro de extinción como la rubia del Molar, una especia típica de la Comunidad de Madrid de la cual solo quedan 1.200 especies.
Su destino, la Casa de Campo. Un trayecto que en coche se realiza en hora y media, los pastores y sus ovejas tardarán poco más de nueve días: "Los pastos de la Casa de Campo los tenemos arrendados, pagamos por ellos 3.000 euros", asegura uno de los pastores, Daniel García. "Es histórico que se gestione con un rebaño en vez de con maquinas desbrozadoras, creo que es una especie de doble solución", afirma Fernando García Dory, de la organización Campo Adentro.
Al principio, los alcaldes no querían que las ovejas pasaran por sus pueblos porque ensucian, ahora tienen lista de espera. La trashumancia se ha convertido en un reclamo turístico: "Es como la Vuelta a España, al final pagan para que pasen", asegura Lawrence Sutlow, perteneciente a la ONG Amigos de la Tierra. Cuando llegue a la capital, las ovejas dormirán 5 meses al raso.