EN EL BANQUILLO VEINTE AÑOS DESPUÉS POR UNA HUELLA
El asesinato de un hombre que apareció decapitado en su domicilio a mediados de los 90 conmocionó Zaragoza. Un hombre fue detenido como presunto autor del crimen pero por falta de pruebas concluyentes, quedó en libertad. Sin embargo, durante dos décadas se ha guardado una huella dactilar encontrada en la escena del crimen que ahora ha llevado a juicio al sospechoso.
Pablo Miguel Canales estuvo a punto de no sentarse en el banquillo. Está acusado de asesinar y decapitar a un hombre en Ejea de los Caballeros, en Zaragoza.
Sin embargo a falta de dos meses para que prescribiera el crimen, la Guardia Civil, gracias a las nuevas tecnologías, pudo determinar que la huella de una mano impregnada en la mano de la víctima correspondía al sospechoso, pese a que él lo niega.
El acusado se enfrenta ahora a una petición de 18 años de cárcel y un jurado será el encargado de decidir su culpabilidad.
También ocurrió con el crimen de Eva Blanco, que fue violada y asesinada en Algete, Madrid, en 1997. La investigación permitió detener al sospechoso 18 años después. Dos meses más tardes y el asesinato hubiera quedado sin resolver.