Reyes Magos
Llegamos a una de las calles más céntricas de A Coruña para recoger nuestro roscón de Reyes. “Yo llevo aquí 50 minutos, pero no me importa, es el más rico de la ciudad”, nos comenta una de las personas que espera.
La cola para hacerse con el tradicional dulce de Reyes dobla la calle y, pese al frío, entre todos los que esperan se dibuja un sonrisa bajo las mascarillas. “Yo espero todos los años, es ya una tradición y quizás la única tradición que haya podido mantener en estas navidades”, comenta otro anciano que está a punto de conseguir su roscón.
En este negocio, que nació hace ya casi 60 años, están acostumbrados a triunfar en estas fechas, aunque admiten que este año todo se ha multiplicado. Silvia, la hija de la gerente de la pastelería, nos explica que desde hace semanas las esperas son constantes en la puerta de su pastelería. “Otros años sabíamos que los días previos venía mucha gente pero este hay muchas personas que se han adelantado por miedo al Covid, para evitar aglomeraciones, y han empezado ya a venir a mediados de noviembre”, comenta con orgullo.
Este roscón, como muchos otros, tiene truco: Además de su premio interior, puede congelarse y “se mantiene intacto, lo importante es la materia prima”, dicen en el obrador. Basta con meterlo en el frigorífico con el papel que lo recubre y, la noche antes del día de Reyes, sacarlo para que esté listo “y muy jugoso” para el desayuno.
De todos modos, hay muchos- lo constatamos- que esperan hasta el último momento, guardan su distancia de seguridad con los siguientes, y disfrutan de un momento de charla con otros coruñeses igual de tradicionales. “Yo no puedo pasar una víspera de Reyes sin venir por aquí. No sería Navidad”, sostiene el número dos de la enorme fila.
Un dulce típico de Reyes que lleva intrínseca una tradición: La espera para hacerse con él.