Parricida de Girona
La mujer detenida, conocida como la parricida de Girona, ha insistido ante el juez que actuó guiada por la desesperación. Según ha relatado y refleja el auto de prisión, el día del suceso, la acusada administró 80 pastillas de antidepresivo disueltas en un vaso de agua a su hija de diez años. Tras quedar inconsciente la introdujo en la bañera durante diez minutos.
"La menor, tras beberse la medicación, entró en un profundo estado de somnolencia hasta quedarse dormida en el sofá, extremo que aprovechó la investigada para dirigirse al cuarto de baño y llenar de agua la bañera. Acto seguido, la investigada cogió a la niña en brazos y la trasladó hasta el cuarto de baño y, tras introducir a la misma en la bañera vestida, la sumergió durante 10 minutos", relata el auto de prisión
Durante la reconstrucción del suceso la detenida apenas mostró emociones, según el fiscal del caso Enrique Albata, quien destaca "una frialdad emocional terrible". Sólo se emocionó levemente cuando le enseñaron una fotografía de la pequeña.
También ante el juez hoy la parricida ha reconocido que sabía que su hermana había pedido su incapacidad dados sus antecedentes, "estuvo ingresada en un centro psiquiátrico hasta el día 24 de diciembre, y el 27 acudió a urgencias con ideas de suicidio" relata el fiscal.
La familia pide respeto hacia la mujer que padece importantes problemas mentales. La detenida ahora está a la espera de un nuevo estudio psiquiátrico que determinará si pasa a un centro especializado o continúa en prisión preventiva a la espera de juicio.