SE ESTÁ PRODUCIENDO "CIERTA ESTABILIDAD"
La crecida del Ebro anega ya en estos momentos miles de hectáreas en Aragón, pero el trabajo de los vecinos y de los cuerpos de seguridad para reforzar motas (diques) y defensas ha evitado, por el momento, daños en los cascos urbanos y, por tanto, se descarta que se puedan producir desalojos.
El pico de la crecida del Ebro ha llegado esta mañana a las localidades de la Ribera Baja, aguas abajo de Zaragoza, que han alejado el peligro de ser desalojadas aunque el Centro de Coordinación Cooperativa Integrada (CECOPI) del 112 ha decidido mantener el nivel dos de alerta en la zona al menos un día más.
Tras la reunión del CECOPI, el consejero de Presidencia del Gobierno de Aragón, Vicente Guillén, ha explicado que se está produciendo una "cierta estabilidad" en la crecida, después de que la cresta pasara por Zaragoza, alcanzando una altura máxima en la capital aragonesa, entre las ocho y las nueve de la noche, de 5,36 metros y 2.037 metros cúbicos por segundo de caudal.
A las 15.00 horas de hoy el río en Zaragoza ya ha descendido hasta los 5,03 metros y atraviesa la ciudad con un caudal de 1.871 metros cúbicos por segundo. Se espera que la crecida abandone mañana la Comunidad autónoma y se pueda por tanto rebajar el nivel de alerta.
El Ebro en Gelsa, aguas abajo de Quinto de Ebro, tiene ahora una altura de 5,48 metros y un caudal de 2.248 metros cúbicos por segundo, con el nivel de aviso naranja de la Confederación Hidrográfica (CHE) activado y tendencia ascendente. Antes ha pasado por Fuentes de Ebro, casco urbano que está unos tres kilómetros alejado del río pero en donde se han anegado, según la alcaldesa, María Pilar Palacín, unas 2.000 hectáreas. La alcaldesa de Pina de Ebro, Marisa Fanlo, ha alertado de la presión a la que están sometidas algunas motas de defensa, pero que durante la mañana han resistido.
La Unidad Militar de Emergencias (UME), la Diputación Provincial de Zaragoza y la Guardia Civil mantienen a sus efectivos en la zona para colaborar en el reforzamiento y recrecimiento de estas motas y defensas que protegen sobre todo a las poblaciones. Trescientos agentes de la UME trabajan en el Ebro, doscientos de ellos en la Ribera Baja, especialmente haciendo diques en una mota que se ha reventado en Quinto, aguas abajo de Pina, por donde pasa en estos momentos la punta de la crecida.
No será, sin embargo, hasta que no bajen las aguas cuando se podrá hacer un análisis de los daños que ha dejado el río, cuya crecida se ha producido en esta ocasión en modo "meseta", con un avance mucho más lento de lo esperado y con caudales algo menores.
En cualquier caso, han quedado anegadas miles de hectáreas de cultivo y se han ahogado decenas de cabezas de ganado. Además, "llueve sobre mojado", ya que, tal y como recuerdan los alcaldes y los agricultores, estas avenidas extraordinarias se producen ahora cada menos tiempo, puesto que tras las riadas se arreglan las motas y se encauza el río, pero no se limpia el cauce de las isletas y matorrales, lo que causa mayores afecciones cuando hay una crecida.
Desde la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), su secretario general, José Manuel Roche, ha incidido en la desesperación de los afectados y ha advertido de que si no se adoptan soluciones entre políticos, ecologistas y administración y se limpia el río, "se está poniendo en riesgo el único modo de vida de cientos de explotaciones de la ribera".
En la capital zaragozana, la avenida no ha dejado tantos daños como la de 2015, pero se mantiene cerrado el Parque del Agua y dos carriles del Tercer Cinturón en sentido sur a la altura de Vadorrey, así como la rotonda de acceso a ese barrio. Algunas carreteras siguen cortadas, según la Dirección General de Tráfico: la A-1107 en Pina, la A-127 en Gallur, la CV-314 que une Movera y Pastriz y la CHE-1503 en El Sabinar, así como la VP-017 entre Alforque y Alborge, según la Diputación Provincial.