Cambio climático
El uso minimizado o controlado de productos fitosanitarios en las fincas agrícolas está directamente relacionado con el cuidado del medioambiente. Una información clave que deben manejar los ciudadanos para ayudarles a consumir con responsabilidad.
La Cumbre del Clima, COP 25, llegó 'in extremis' al compromiso de alcanzar la neutralidad climática en 2050, es decir, emitir solo el CO2 que pueda absorber la Unión Europea. En este sentido es importante poner el foco en el modelo de producción y distribución de alimentos que se ha generalizado a nivel mundial.
Los consumidores tienen a su disposición todo tipo de productos en multitud de mercados y durante todo el año. Con ello, la consideración de productos de temporada desaparece y se incorporan a la mesa de los consumidores productos que alargan la vida de la fruta más allá de lo razonable.
A esto se suman los efectos del uso de líneas de transporte marítimo y aéreo de largo recorrido altamente contaminantes para poder transportar los productos hasta el consumidor y, por tanto, fuertes niveles de emisión de CO2 a la atmósfera.
El CO2, o dióxido de carbono, es un gas denso, incoloro que se encuentra en la troposfera, la capa de la atmósfera que se encuentra más próxima a la Tierra. Este gas, junto al vapor de agua y otros gases, es uno de los denominados gases de efecto invernadero (G.E.I.).
Estos gases contribuyen a que la Tierra tenga una temperatura tolerable para el desarrollo de la vida. Sin estos gases la temperatura de la Tierra sería 30ºC más fría. El problema se encuentra en que estamos aumentando la concentración en la atmósfera de gases de efecto invernadero procedentes de la actividad humana a un ritmo muy peligroso.
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los niveles de los gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera han alcanzado en 2019 un nuevo récord sin precedentes.
El Boletín de la OMM de 2018 sobre los Gases de Efecto Invernadero ha mostrado que la concentración media mundial de dióxido de carbono (CO2) alcanzó las 407,8 partes por millón (ppm) en 2018, tras haber sido de 405,5 ppm en 2017.
El incremento de CO2 que se produjo de 2017 a 2018 fue muy similar al observado de 2016 a 2017 y se situó justo por encima de la media del último decenio. Los niveles mundiales de CO2 sobrepasaron el simbólico e importante umbral de 400 (ppm) partes por millón de 2015.
Algunos productores marcan la diferencia como los que apuestan por un uso pequeño y controlado de los tratamientos fitosanitarios. La Unión Europea no tiene las mismas exigencias en el uso de productos fitosanitarios a los países de fuera de la UE que a las producciones europeas, eso conlleva que en muchos de los casos se consuman productos con aplicaciones fitosanitarias muy superiores a la producción del mismo producto en la UE.
Los productores de plátano canario han apostado por una reducción del uso de productos fitosanitarios en las fincas plataneras. Con este objetivo se han lanzado diferentes proyectos y actividades de investigación, financiadas por los propios productores, que utilizan agentes de control biológico y productos naturales para el manejo de plagas y enfermedades.
Sergio Cáceres, gerente y director de Marketing de Asprocan (Asociación de Organizaciones de Productores de Plátano de Canarias) explica que aplican tratamientos alternativos respetuosos con el medio ambiente y en otros casos, solo como último remedio "aplicaciones puntuales con productos fitosanitarios" cuando el resto de medios de defensa han fallado. "Aplicamos un tercio de los productos químicos que se aplican a la banana y además los aplicamos de manera puntual sólo cuando es necesario", asegura Sergio Cáceres. Plátano de Canarias asegura que a día de hoy para el cultivo del plátano no es necesaria la aplicación de herbicidas ni fungicidas en campo.
Es importante que el consumidor sea consciente del impacto medioambiental de sus decisiones de compra para que pueda elegir la opción que más se adapta a sus necesidades. Que los consumidores conozcan este tipo de información puede ser también una vía para retomar una alimentación más responsable con el medio ambiente.