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Castilla y León

La Justicia ratifica los cuatro años de prisión a un okupa que apuñaló a otro tras una discusión por un cargador

El acusado intervino en una pelea al grito de "a mi amigo no".

Sede del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, en BurgosEuropa Press

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha reafirmado los cuatro años y seis meses de prisión a un okupa por un delito de lesiones, después de que este apuñalara a otro durante una discusión por un cargador de móvil. El condenado presentó un recurso que ha sido finalmente desestimado.

Los hechos tuvieron lugar en 2022, cuando dos personas que convivían en una vivienda okupada comenzaron una discusión por un cargador de móvil. El acusado intervino para tratar de socorrer a uno de los dos involucrados al grito de "a mi amigo no". Fue entonces cuando realizó dos pinchazos con un arma blanca, aunque según informa el TSJ en un comunicado, durante la pelea también se produjo una agresión con el palo de una escoba.

Las puñaladas causaron a la víctima heridas incisivas en la parrilla costal izquierda, y hemiabdomen izquierdo, hemoperitoneo, perforación diafragmática, neumotórax y hemotórax

De esta forma, tras la desestimación del recurso, se confirma la pena de cuatro años y seis meses de prisión, y el pago de 1.750 euros por lesiones y 5.475 euros por secuelas, además de 6.941,28 euros a la Gerencia Regional de Salud por gastos de curación.

Un conflicto entre okupas

No ha sido el único conflicto entre okupas que ha tenido lugar en las últimas semanas. Los vecinos de un edificio en el madrileño barrio Usera han sufrido las consecuencias de la guerra de okupas que está teniendo lugar en el inmueble.

El piso hace algo más de un año era propiedad de un banco, no obstante comenzó a ser ocupado por personas que se encontraban en situación de vulnerabilidad. Al poco una mujer optó a alquilar y administrar las viviendas okupadas a cambio de una cantidad de dinero. Con el tiempo, estas personas decidieron dejar de pagarle, por lo que la mujer intentó echarles de cualquier forma. Lo que incluyó insultos, amenazas de muerte, agresiones que implicaban martillos y navajas, e incluso envenenó a la mascota de un vecino.

Sobre la propiedad okupada también pesan acusaciones de circulación de drogas, lo que supone otro motivo de conflicto más entre los clanes de okupas que intentan dominar el edificio. Por eso también los vecinos de otros bloques cercanos se encuentran en tensión, ya que temen que algún día suceda algo más grave.

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