DICE QUE LO HIZO POR COMPASIÓN

Juicio en Málaga a un anciano que apuñaló a su mujer, también octogenaria

El anciano acusado de quitar la vida a su esposa enferma de Parkinson, con la que llevaba 63 años de matrimonio, ha declarado que la mujer le pedía "que quería morir" y que el día de los hechos él cogió un cuchillo "para matarnos los dos", aunque ha insistido en que "no la maté, ella se mató".

Posteriormente, ha dicho que intentó cortarse las venas con el mismo objeto, porque: "yo quería morir con ella", pero no lo consiguió. "Ese día sufría, lloraba, me decía mátame", ha relatado, apuntando que él no lo hizo.

"Le di el cuchillo, se mató", ha añadido el procesado, al que la Fiscalía de Málaga, la Abogacía del Estado y la Junta de Andalucía acusan de un delito de asesinato, solicitando todos la misma pena de 18 años de prisión.

La defensa pide la absolución por inimputabilidad y que se le ingrese en una residencia y no en la cárcel. El anciano ha asegurado que nunca tuvo problemas con su esposa, que "era lo más bueno que había" y que él "quería estar con ella, siempre con ella", apuntando que la mujer "no quería vivir así" como estaba, "por eso decidimos eliminarnos".

Ha añadido que él intentó cortarse las venas, pero no lo consiguió. La representante de la Fiscalía de Violencia contra la Mujer ha sostenido en su exposición inicial que el acusado "premeditó" sus actos y que actuó "con frialdad", supuestamente propinándole dos puñaladas y tapándole la cara con una almohada para no oír los gritos.

Según los informes médicos, las heridas que él se hizo no pusieron en peligro su vida. En su escrito inicial, el ministerio público indica que el acusado no quería ir a una residencia y desde años atrás se lo expresó a sus familiares y a las cuidadoras, a los que también dijo que "un día la mato y yo me tiro por el balcón". Unos días antes de la fecha de ingreso prevista, "dispuso lo necesario para quedarse solo en el domicilio" y supuestamente cometer los hechos por los que se le acusa.

La defensa ha expuesto, por contra, la situación "extrema" que existía por la enfermedad de ambos y ha insistido en la "ausencia de odio o de querer hacer daño por hacer daño". Considera que al conocer su cliente que tenían que irse a una residencia tuvo "miedo insuperable" y que éste ha perdido la razonalidad, por lo que solicita que su lugar no sea la cárcel sino una residencia en la que se le cuide, por lo que pide la absolución

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