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Entornos rurales

Jóvenes universitarios descubren el entorno rural a través de un programa de becas

Muchos estudiantes universitarios aprovechan el verano para realizar prácticas en empresas. Y cada vez más, eligen que esta formación sea en un pueblo. El objetivo es que conozcan mejor los entornos rurales y luchar contra la despoblación.

Manuel, estudiante de Enfermería, ha decidido realizar sus prácticas de verano en un pequeño centro de salud en La Villa de Don Fadrique, un pueblo de Toledo de poco más de 3.000 habitantes. Aunque estudia en Talavera de la Reina, en la Universidad de Castilla-La Mancha, buscaba un entorno diferente para desarrollar su experiencia profesional. "Tener ese acercamiento a un entorno rural. Los recursos cambian, las necesidades de la población también", comenta Manuel Fernández.

Alejandra, otra joven estudiante, ha seguido un camino similar. Mientras se forma en su carrera en Relaciones Laborales en la UCLM, ha optado por hacer las prácticas en una empresa de Beteta, un pequeño pueblo de la serranía de Cuenca, a la vez que disfruta del entorno. "Los jóvenes tenemos una visión muy focalizada en grandes ciudades, y nos perdemos oportunidades brillantes como es poder trabajar aquí, en un manantial y en un entorno privilegiado", reflexiona Alejandra López.

Paula tomó la misma decisión el verano pasado. Hizo prácticas en esa misma empresa, y ahora ya está contratada. "Cuando me llamaron quise volver a repetir", afirma Paula Martínez, auxiliar de calidad en Solán de Cabras. Ambas viven en el pueblo vecino y disfrutan de un estilo de vida tranquilo, con "planes sencillos" como "ir al río y relajarse".

Aunque llevan poco tiempo viviendo allí, todos coinciden en que se sienten como en casa. “La gente aquí es encantadora, se preocupan por ti, te preguntan todos los días cómo estás...”, cuenta Alejandra, que admite que ese tipo de conversaciones, con la cercanía que tiene con los vecinos, no se dan en la ciudad.

La UCLM, pionera en este programa de becas

La Universidad de Castilla-La Mancha, a través de UCLM Rural, fue pionera en poner en marcha este programa de becas para hacer prácticas en pueblos de menos de 5.000 habitantes. Después, otros organismos y universidades lo han replicado. “El objetivo es darles a conocer el mundo rural; si no lo conocen, va a ser muy difícil que quieran vivir allí o incluso trabajar”, explica Julián Garde, rector de la Universidad de Castilla-La Mancha.

El programa también busca aprovechar el talento joven y atraerlo a las áreas menos pobladas. Y los vecinos agradecen la llegada de nuevos profesionales. "Mejor que venga gente joven, para que nos dure", se alegra una vecina. "Todos los que vengan son bien recibidos”, comenta otro de los residentes del pueblo.

Los alumnos reconocen que este periodo de prácticas se está pasando muy rápido, y que no les importaría desarrollar allí su trayectoria profesional a largo plazo. "Te encariñas, se encariñan ellos contigo... Te preguntan: ¿te vas a quedar para siempre? Si pudiera, me quedaría aquí encantado", confiesa Manuel.

Una experiencia que ha cambiado la perspectiva de estos jóvenes. Para ellos, el entorno rural ya no es solo un destino temporal, sino un lugar donde imaginar y construir un futuro a largo plazo. Han descubierto que no solo hay empleo, si no también vida, más allá de las grandes ciudades.

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