REINO UNIDO | LUCHA POR ABANDONAR SU ADICCIÓN
La joven intenta abandonar su obsesión, que le cuesta unos 180 euros a la semana tal y como ha confesado en una entrevista al diario Daily Mail. Mantiene que tomar el sol se ha convertido en un hábito más adictivo que el tabaco para ella. Comenzó a tomar el sol a los 15 años cuando sufría acoso de sus compañeros por su sobrepeso. "Ahora me he dado cuenta de que no necesito estar de color marrón para sentirme mejor conmigo misma", confiesa.
Su peligrosa obsesión comenzó cuando conoció a un compañero de trabajo que estaba bronceado. "Parecía irradiar confianza y tenía un aspecto muy saludable", destaca la joven. Fue entonces cuando comenzó su amor por el bronceado que le llevó a tomar pastillas, infinidad de cremas y emulsiones bronceadoras para potenciar los efectos del sol. En sus vacaciones acostumbraba a usar aceite de bebe para tomar el sol y tan sólo crema solar de factor 8 en la nariz.