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Javier, superviviente de un naufragio en Terranova: "Algunos se tiraron al mar sin traje, a la desesperada”

La tragedia del Villa de Pitanxo llega justo cuando se cumplen 13 años del naufragio del Monte Galiñeiro en el banco de Terranova. "Nosotros nos salvamos todos, pero pienso en esas familias y se me encoge el corazón", cuenta uno de sus tripulantes.

Javier Moraña tiene 55 años y los celebra dos veces al año, el día que nació y el día que se salvó de un naufragio en Terranova. Este vecino de O Grove, en Pontevedra, es marinero de profesión pero, sobre todo, de vocación. Él sabe bien lo que es trabajar en el que es uno de los lugares más difíciles del mundo para la pesca. Y no solo eso, sabe lo que es naufragar allí.

El 22 de febrero del 2009 estaba descansando en su camarote cuando el contramaestre entró gritando y les dijo que había que abandonar el barco, que se iban a pique. "En ese momento no piensas en nada, corrimos a por los trajes salvavidas y lanzamos dos balsas al mar". Esa fue su salvación. "Si llevamos a tardar un poco más no lo conseguimos, el barco escoró rápidamente y ya no había nada que hacer". No había tiempo para pensar, "algunos se tiraron al mar sin traje ni nada, a la desesperada".

El Monte Galiñeiro era un barco similar al Villa de Pitanxo, ellos estaban pescando bacalao y las características de l embarcación son similares. Tardó 18 minutos en hundirse por completo. "El Pitanxo dicen que tardó aún menos, ahí no te da tiempo a nada".

Javier, junto con sus 21 compañeros, fueron rescatados en el mar por un barco de vigilancia que, por suerte, estaba muy cerca. "Esas aguas están heladas, no aguantas en ellas. En nuestro caso era de día, que todo es más fácil, y el barco estaba cerca, tuvimos muchísima suerte".

Cuando se le nombra el Pitanxo le cambia la expresión. Sabe bien lo que han vivido sus compañeros, y no quiere ni pensar en sus familias. "Lloré varias veces, llevo toda la semana fatal, solo de recordar lo mío y pensar en ellos… Les mando todo mi pésame". Se suma a la petición de búsqueda porque asegura que el que no pueda recuperar a sus familiares lo va a pasar aún peor. "Ese es el mayor drama del mar, los que no vuelven".

Aún así, este marinero ahora dedicado al mejillón, volvió a embarcar y no descarta hacerlo de nuevo. "Nunca sabes a dónde te llevará la vida, hay que tirar para delante y echarle valor".

A pesar de todo sigue mirando al mar con pasión, con devoción. ¿No le guarda rencor? Le preguntamos. "Rencor no, respeto, mucho respeto".

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