Inquilinos
La abuela de Javier, que tiene una casa en Asturias en la que se instaló una inquilina. Cuando esta se marchó, después de no haber pagado durante cuatro años, se encontró con toda la vivienda a rebosar de basura.
Un inquilino ha dejado en un estado lamentable un local de Santurce, un municipio vasco. Dejó de pagar y, cuando los dueños le desahuciaron, se encontraron su propiedad hecha un completo desastre, prácticamente en ruinas.
"Todo lo que hay aquí es un desastre absoluto, así que no queremos pensar mucho en lo que nos vamos a gastar", explica Mikel Bejarano, el propietario del local, "únicamente queremos que esto acabe y que no le pase a nadie más, sobre todo".
Una 'inquiokupa' destroza la casa antes de marcharse
No obstante, no es el único al que le ha ocurrido. La abuela de Javier, que tiene una casa en Asturiasen la que se instaló una inquilina. Cuando esta se marchó, después de no haber pagado durante cuatro años, se encontró con toda la vivienda a rebosar de basura, dejando una imagen más propia de okupasque de inquilinos.
"Dan ganas de llorar cuando entras", afirma Javier. La cocina, que estaba completamente impoluta cuando entró la inquilina, "ahora parece un vertedero", con los muebles marrones de la suciedad, el suelo lleno de comida de perro y una infinidad de moscas dando vueltas por la habitación.
Incluso, hay un aseo al que no se puede acceder porque la montaña de basura que hay tras la puerta lo impide, tal y como muestra el hombre. "Hay una cantidad de basura que yo creo que cabe en un camión o dos", asevera. Todas las habitaciones estaban en un estado lamentable.
La mujer estuvo cuatro años sin pagar
Las moscas no eran las únicas que se habían dado cuenta del 'banquete', sino que entre toda la basura había también siete gatos. Una situación que Javier define como un "calvario", al igual que Carmen, la vecina de enfrente, que ha dejado puesta una toalla en la rendija de su puerta de entrada para que el olor no se cuele en su casa. De hecho, el olor era tan intenso que el rodaje de Antena 3 Noticias se ha tenido que hacer con mascarilla.
La inquilina estuvo viviendo allí durante seis años, pero cuatro de ellos no fueron pagados. Cuatro años de lucha, con juicios y desahucios suspendidos, pero su abogada descubrió la mujer estaba cobrando dos ayudas por valor de casi mil euros al mes y, finalmente, lograron que se marchase, no sin dejar puesto su sello.