NO ERAN APTAS PARA EL CONSUMO
El marisco se vendía como producto nacional, pero su procedencia era Portuguesa. Se mariscaban ilegalmente en zonas no aptas para el consumo que habían sido cerradas por su alto contenido en metales pesados y otras bacterias. Aunque sólo suponían un riesgo para la salud consumidas en grandes cantidades. Por eso no despertaban sospechas.
El negocio era redondo, se compraban a tres euros y al venderlas como españolas pasaban a costar siete euros. En la mesa llegaban a costar doce euros. Una suma que llegaba a ser millonaria si se trabaja en grandes cantidades.
La organización falsificaba todos los documentos de viaje de las almejas mariscadas ilegalmente. Falsedad documental, fraude fiscal y blanqueo de capitales son algunos de los delitos a los que se enfrentan.
La estafa se remonta tiempo atrás, se han recuperado facturas de los últimos cinco años que acreditarían la entrada ilegal de más de 20.000 toneladas de este producto.