NUEVOS DATOS SOBRE EL ASESINO
El hombre que tiroteó en una iglesia en Madrid a dos mujeres, una de las cuales, embarazada, murió y la otra resultó herida grave, tenía una orden de alejamiento sobre su expareja, también en encinta y en gestación a término, han indicado fuentes de la investigación.
El neonato, salvado por la sanitarios de emergencias tras serle practicada una cesárea de urgencia a su madre, permanece ingresado en el hospital La Paz. Aún está pendiente de evaluar su estado neurológico, ya que nació en parada cardiorrespiratoria, según ha relatado la neonatóloga de guardia del Summa que le reanimó, Tamara Carrizosa.
La neonatóloga ha contado también que, pese la urgencia de la intervención, hubo un momento para que el padre del recién nacido pudiera verlo en el mismo lugar de los hechos, aunque, como todo el mundo, ha comentado, el hombre estaba también en estado de 'shock'. La mujer de 52 años que resultó herida, cuya identidad se corresponde a las iniciales M.L.F.C., se encuentra "consciente, estable hemodinámicamente y fuera de peligro vital", según el parte médico facilitado por el hospital La Paz, en cuya Unidad de Reanimación Cardiotorácica es atendida.
Cuando fue hospitalizada presentaba cuatro heridas no penetrantes por arma de fuego y contusión pulmonar derecha. Sobre el homicida, Iván Berral Cid, un madrileño de 34 años, pesaban además antecedentes por malos tratos en el ámbito familiar, narcotráfico, resistencia y atentado a la autoridad, lesiones y amenazas, ha informado la Jefatura Superior de Policía.
Al parecer vivía desde haces meses en la calle, según la policía, aunque los servicios municipales no tienen constancia de que haya ocupado ninguna plaza de la red pública de atención a personas sin hogar ni que hubiera pedido ayuda al Samur Social, han asegurado fuentes municipales. La policía ha descartado que Iván tuviera algún vínculo ni con la víctima mortal, Rocío P.O., de 36 años, ni con la mujer herida, M.L.F.C, de 52. Utilizó un arma corta de fogueo manipulada para que pudiera hacer fuego real, que finalmente acabó estallando tras efectuar cuatro detonaciones.
Un testigo de lo ocurrido en la parroquia ha relatado que el hombre llevaba todo el día merodeando por la zona y, como ya ha confirmado la policía, llevaba la pistola escondida en una funda de raqueta de pádel. Ha afirmado que el agresor fue "directamente" hacia su víctima, que estaba sentada delante de él esperando que comenzara la misa de ocho. Después de disparar a la mujer embarazada, a otra, a la que hirió en el pecho, y al techo, se detuvo "cuatro o cinco metros antes del altar, se arrodilló y, de espaldas al altar y mirando a la calle y a la persona a la que había matado se metió la pistola en la boca y disparó", ha relatado este testigo.
El cura de la parroquia, Francisco Santos, ha contado que el agresor había estado merodeando en torno a la iglesia y que parecía nervioso, aunque mantuvo un comportamiento "correcto, no agresivo". Ninguno de los dos le había visto nunca por el barrio, mientras que la víctima mortal y su madre, que estaba sentaba junto a ella, sí eran conocidas. La mujer asesinada, natural de la localidad pontevedresa de Fornellos de Monte, era empleada de banca en la sucursal de Caixa Galicia de la calle de Santa María de la Cabeza, 44, cuyos empleados no han querido hacer declaraciones sobre su compañera alegando que tenían instrucciones de la empresa en este sentido.