Violencia de género en Alcúdia
El hombre que asesinó a su expareja, quemándola viva en Alcúdia (Mallorca) ha asegurado que su intención no era matarla y que solo "quería marcarla". El acusado ha aceptado una pena de 30 años y ocho meses de cárcel. "Se me fue de las manos, yo no quería llegar a ese extremo", ha dicho antes de pedir disculpas.
El suceso tuvo lugar en 2016 cuando ella le dijo que no quería continuar con él y que había iniciado otra relación. El hombre pasó la noche fuera y a la mañana siguiente volvió a casa con un litro de gasolina para terminar la vida de su mujer porque no podía asimilar que su hijo "creciera en brazos de otros".
Tal como recoge el acuerdo, el hombre sabía que el niño dormía con la madre habitualmente y se aprovechó de que al ser muy temprano sus víctimas todavía no se habrían despertado. El ruido alertó a la mujer, que salió de la habitación y se encontró con el acusado. En ese momento la roció deliberadamente con gasolina al pie de la puerta del dormitorio y le prendió fuego con un encendedor.
También ha dicho que es alcohólico y que se había estado emborrachado y drogando antes del crimen. Sin embargo, según el acuerdo, el asesino y la víctima llevaban un tiempo con una relación inestable.
La mujer, que se encontraba envuelta en llamas, saltó por la ventana con el menor en brazos. Consiguió escapar del lugar con el niño y la perra de la familia conduciendo su propio coche hasta la casa de su madre. La mujer sufrió quemaduras en el 80 % de su cuerpo, con quemaduras de segundo grado profundo en las piernas que forzaron un traslado urgente al Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. Tras múltiples intervenciones, acabó falleciendo el 8 de agosto de 2016.