Funeral
El médico le dijo que estaba dado de baja por defunción así que organizó su propia despedida con amigos y vecinos.
Se llama Antonio Fernández, tiene 64 años, es de la localidad ourensana de Verín y está vivo. Precisamente esto último es lo que celebra después de que la Seguridad Social le diese por muerto. "Me decían que estaba muerto y yo escuchando esas palabras con mis propios oídos", comenta todavía incrédulo.
Su estética, propia del mejor rockabilly, con chalecos de cuero, enormes anillos, patillas y cresta canosa, no pasa desapercibida. Tampoco su modo de ser. Propietario durante más de veinte años del pub Revolver, se caracteriza por decir lo que piensa, sin tapujos. Pero su historia va más allá de una mera presentación. Su historia es la de ese muerto, que no lo era, y sí estaba de parranda. "Mi historia es corta, porque estuve muerto una semana", se carcajea.
"Firmé el alta voluntaria, o eso creía yo"
El pasado mes de marzo ingresó en una residencia de mayores, pendiente de un trasplante de hígado, para cuidar su alimentación y llevar un control exhaustivo de su salud. Una noche decidió irse de fiesta y en el centro no sentó muy bien, por lo que a la mañana siguiente decidió irse. "Firmé el alta voluntaria, o eso creía yo", lo que en realidad estaba rubricando era su propia acta de defunción.
No supo que estaba muerto hasta que, una semana después, fue al médico de cabecera. "Y el doctor me dijo que estaba muerto, y le contesté: ¿El cadáver soy yo?". En efecto era él. Un error administrativo lo borró del mapa.
A partir de entonces comenzó el papeleo. "Tuve que ir a un montón de sitios para resucitar", comenta jocoso. El caso es que terminado el periplo por las diferentes administraciones se le ocurrió tomarse esta breve muerte con mucho humor y empapeló todo el pueblo con su propia esquela para invitar a amigos y vecinos a su funeral. "El día en cuestión aparecí en la plaza y todos me preguntaban, ¿pero tú no estabas muerto?". Una broma que, unida a los festejos patronales de la zona, terminó con una auténtica fiesta.
Hoy Antonio nos recibe en su pub, empapelado con fotografías de su ídolo, Elvis, también inmortal. "Él murió un 16 de agosto, yo nací ese mismo días. Así que algo tenemos más en cuenta que el tupé", bromea.
Un rockabilly con espíritu joven, buen sentido del humor y más vivo que nunca.