Invasión rusa de Ucrania
Verónica vivía en Bucha y logró escapar poco antes de la salvaje matanza que perpetraron los rusos contra los civiles residentes. Ahora, asentada en España, cuenta el horror vivido: "Quemaban coches con personas".
Las sirenas antiaéreas se han convertido en la aterradora melodía que deben escuchar la mayoría de los ucranianos a lo largo del día y la noche. Los bombardeos rusos se han intensificado en las zonas del este, sobre todo en las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, y en la región del Donbás, pero también en las ciudades de Mariúpol y Bucha.
Y es en esta última ciudad, en Bucha, donde están actualmente puestas todas las miradas del mundo. La matanza de civiles en la ciudad por parte de las tropas rusas ha abierto un punto de inflexión en la guerra, puesto que, pese a la insistencia del Kremlin en tildarlo de "montaje", las imágenes satelitales desmienten a Putin y sus aliados, demostrando que los rusos sí estaban en la ciudad cuando ya había cadáveres por la calle.
Lo que ha ocurrido en Bucha ha conmocionado a la comunidad internacional. Sin embargo, hubo quienes lograron escapar de allí a tiempo. Es el caso de Verónica, una mujer ucraniana que ha conseguido llegar a España, y ha contado en exclusiva a Antena 3 Noticias algunas de las atrocidades que se perpetraron allí, y de las que ella misma fue testigo.
Asesinato masivo de civiles en Bucha
Verónica, que ahora mismo reside en España, permaneció escondida en un búnker durante su estancia en Bucha. Estaba aterrorizada cada vez que escuchaba el sonido de las bombas, y se podía comprobar su reacción en los vídeos que ella misma difundía. Según nos cuenta, los rusos "quemaban los coches con las personas, como los familiares, los padres, los niños.."
La suerte de esta joven es que logró huir de allí junto a sus padres el pasado 10 de marzo, 24 horas antes de que los rusos comenzaran a perpetrar la masacre en Bucha. Dice que los invasores, "con los cuchillos, dibujaron los símbolos de fascismo en las espaldas", muy especialmente en las niñas, que fueron sometidas a vejaciones, torturas y violaciones.
Su esposo, ruso pero combatiente a favor de Ucrania, está luchando en el frente para defender al país de los ataques que llevan mes y medio asolando las ciudades. La peor parte se la lleva cuando nos cuenta que algunos de sus familiares rusos están justificando la matanza en Ucrania: "Decían que nosotros somos nazis". Asegura que Rusia no cuenta la verdad y que todo es pura propaganda.