Vacuna Pfizer
Gustavo Lande es un voluntario del primer experimento para probar la vacuna contra el coronavirus realizada por compañía alemana BioNTech y la farmacéutica estadounidense Pfizer, con un 90% de efectividad.
Lande es un ciudadano argentino de 57 años, abogado y apasionado de la ciencia: "Yo soy una persona que creo mucho en lo científico y nunca me generó ni dudas ni temores". Es uno de las 3.000 personas voluntarias en el primer ensayo de la vacuna de Pfizer y fue su deseo de colaborar en la investigación científica de un antídoto para la pandemia del coronavirus el móvil para ser voluntario. "Si nadie lo hace nunca va a existir la probabilidad de tener la vacuna", ha contado Lande.
A pesar de las advertencias de sus familiares y amigos no dudó en participar en el experimento: "La familia me dijo que estaba loco, y probablemente tenga un poco de razón". La confianza de los laboratorios implicados en el proceso de elaboración de la vacuna disipó toda duda: "Las empresas involucradas son empresas de mucha trayectoria que pertenecen a países que tienen buenas regulaciones".
Doble ciego
En los procesos de prueba de la vacuna contra el coronavirus no se conoce desde un primer momento si el voluntario ha tomado el propio medicamento o un placebo. "Es un estudio que se llama doble ciego, ni el paciente ni el médico saben lo que te aplican, con lo cual hay un 50% de posibilidades de tener puesta la vacuna y un 50% de que sea un placebo". La técnica de doble ciego usada en los experimentos impide la influencia del paciente en sus síntomas aunque sea de manera inconsciente.
Efectos secundarios
Los efectos que podría experimentar tras la inyección del medicamento podrían ser entre los síntomas parecidos a los provocados por el virus de la covid-19 o la inflamación local en el propio brazo, como sarpullidos, picazón o un enrojecimiento de la zona.