Bandas juveniles
Buscaban nuevos miembros entre menores vulnerables en colegios, parques o centros de ocio.
Su color distintivo es el rojo. Eso distingue en las calles a los miembros de los Blood de los integrantes de otras bandas juveniles violentas, como los Trinitarios o los Dominican don't play (DDP). Y sus diferentes secciones por zonas se llaman "bloques". Ahora, la Guardia Civil ha desmantelado en Sevilla el bloque de los Blood en esa provincia. Hay dos detenidos, menores de edad, considerados los cabecillas de la banda. Y hay seis personas más investigadas, la mayoría menores de edad.
Los Blood son menos conocidos que sus bandas rivales, pero no por ello menos peligrosos. La Guardia Civil ha desmantelado en sucesivas operaciones diferentes bloques regionales de la banda. En 2021, trece detenciones pusieron fin a los bloques de Madrid, Barcelona y País Vasco en una operación que, supuestamente, evitó el asesinato inminente de un hombre que quería dejar la banda. Entre los arrestados en aquella ocasión, el líder de la banda, el "Suprema", de Barcelona. Ya había estado en prisión por ser el autor intelectual de un asesinato en la capital catalana, en 2009, de otro acólito que también quería dejar el grupo.
Abandonar la banda es algo que puede costar la vida en los Blood, igual que en todas estas bandas violentas de origen latino. "Una vez que ingresan en la banda, resulta muy complicado abandonar el grupo sin el consentimiento del líder e, incluso, en las normas internas se establece la muerte como única posibilidad de conseguirlo", explica la Guardia Civil con el desmantelamiento ahora del bloque de Sevilla. "Amenazan la integridad personal del desertor y de sus familiares a través de amenazas de muerte, llegando a apedrear domicilios e incluso disparar a un exmiembro con un arma de aire comprimido", añade la Guardia Civil en su información.
El cabecilla del bloque de Sevilla, menor de edad, no había tenido experiencia delincuencial previa hasta que fue captado por la banda. Ocurrió tras entrar en contacto casualmente con los líderes del grupo en Madrid, explican a Antena 3 Noticias fuentes de la investigación. Después recibió el encargo que montar el bloque de Sevilla. Al igual que otras bandas juveniles violentas, buscan sus nuevos adeptos entre adolescentes vulnerables fácilmente manipulables. Centros escolares, institutos, recintos deportivos, parques y redes sociales son los lugares donde buscan a sus nuevos adeptos.
Es en ese momento cuando llegan las "misiones", pruebas que deben pasar los aspirantes para entrar en la banda. Las más habituales, agresiones a otros adolescentes o recibir castigos físicos como muestra de su compromiso con el grupo. Otra de las pruebas exigidas en el bloque de Sevilla era romperse los nudillos de las manos golpeando una pared y con un calcetín lleno de piedras.
Pasar de "aspirante" a "miembro juramentado" suponía también asumir encargos delictivos, como hurtos o robos. También el menudeo de drogas. Porque la banda se financiaba con las cuotas obligatorias de sus miembros (y cada uno obtenía el dinero de la forma que pudiera) y con el tráfico de drogas a pequeña escala. El grupo mostraba su actividad, sus agresiones, sus acciones violentas y sus armas en redes sociales. Era la forma más eficaz para conseguir el reconocimiento de la cúpula del grupo en Madrid y, de paso, atemorizar a bandas rivales y blindar su territorio. El grupo de Sevilla hacía ostentación de machetes de grandes dimensiones, cuchillos tipo catana y armas de fuego simuladas pero con apariencia real.
Al igual que los Trinitarios, los DDP o los Latin Kings, los Blood surgen como banda en Estados Unidos. En su caso, en Los Ángeles en 1972. Blood significa "sangre", de ahí el rojo de sus collares y prendas distintivas. Pero Blood es también el acrónimo de "Brotherly Love Overcomes Opression and Destruction" (El amor fraternal supera la opresión y la destrucción). Las bandas latinas siempre surgieron como forma de protección de un grupo determinado frente a otros pandilleros en las periferias de las ciudades norteamericanas o en sus prisiones.
Los detenidos en Sevilla están acusados de pertenencia a organización criminal, amenazas, coacciones, lesiones e inducción a la comisión de delitos contra las personas, contra el patrimonio y contra la salud pública. Se les ha intervenido armas blancas, vestimenta y simbología de los Blood, así como documentación relacionada con la banda. La Guardia Civil comenzó la investigación tras tener conocimiento de agresiones y enfrentamientos entre jóvenes por su pertenencia a bandas rivales tanto en la comarca del Aljarafe como en la ciudad de Sevilla.
El Grupo de Información de la Guardia Civil de Sevilla y la Jefatura de Información han llevado a cabo esta investigación. Para las detenciones se recurrió a grupos especiales, como el Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) y la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC) de Madrid. El juez ha ordenado el ingreso de los dos cabecillas de los Blood en un centro de menores.