Los 'guardacopas', la nueva invención de los hosteleros

La función del “guardacopas” es clara: reservar la consumición a aquel que sale a fumar fuera del local. La llamada de la nicotina les persigue, pero fuera del bar.

Ya no hay malos humos, y hay que dar al cliente servicios antes casi impensables. Los camarero se turnan para hacer de guardianes de copas.

Para los dueños es un gasto más. Además se encuentran con otros problemas. Los vecinos se quejan del ruido en las puertas de los establecimientos. Así que se han colgado carteles donde se recuerda a los clientes que hay gente descansando.

Otro conflicto cerca de las puertas. Surgen, cada vez más, los denominados lateros. Sí antes de la Ley vendían con facilidad, ahora un cigarro callejero con una bebida clandestina sienta mejor.

Los “guardacopas” tienen como objetivo que los clientes no se marchen sin pagar la consumición. Todo sea por mantener unos bares que no tienen más humo que los de las velas.