Educación
La gratuidad de las guarderías o las conocidas como 'casas nido' explican por qué las familias apuestan por estos servicios.
Algunos empiezan por primera vez y otros regresan después de las vacaciones de verano. Los niños y niñas de 0 a 3 años vuelven a llenar de nuevo las escuelas infantiles de nuestro país.
Unos centros que, en el caso gallego, lideran las tasas de escolarización a nivel nacional: un 56% de los menores de la comunidad en esa franja de edad están matriculados. La gratuidad de los centros públicos es uno de los motivos que lleva a las familias a inscribir a sus hijos en una etapa que es aún voluntaria.
En una entrevista a Antena 3 Galicia, el director general de Familia e Infancia, Jacobo Rey, reconoce con orgullo que estas cifras son más que positivas: “Lideramos los datos a nivel nacional en una etapa que aún no se vincula a la educación obligatoria”.
Para las familias esto supone, además, un alivio a nivel económico. En palabras de Jacobo Rey, “el ahorro medio por hijo puede ser de hasta 2.000 euros, teniendo en cuenta que nos encontramos en una situación de coyuntura”.
Así, la cuesta de septiembre puede ser más flexible para los bolsillos de los hogares y, también, en lo relativo a la conciliación. En este sentido, “las escuelas infantiles tienen un proyecto formativo con grandes profesionales” apunta Rey, convirtiéndolas en una “herramienta de conciliación fundamental” en una región que, además, busca dinamizar a su población urbana y rural. Y es que, sin escuelas ni familias, no hay futuro.
Otras propuestas al margen de la gratuidad de las escuelas son las conocidas como ‘casas nido’. “Se trata de un servicio de atención a la infancia para niños de 0 a 3 años”, explica Silvia Saavedra, directora de Argalleiros, en Navia de Suarna (Lugo). La apertura de este centro ha supuesto una revolución para un municipio que cuenta ya con menos de mil habitantes.
Los beneficios son evidentes: brindar una educación de calidad a los más pequeños, estar en conexión con la naturaleza y permitir a las familias tener un futuro en las áreas rurales. Y es que el acceso a la formación en zonas no urbanas es clave para evitar el éxodo rural.
Proyectos como Argalleiros y las casas nido permiten, en palabras del director de Familia e Infancia de la Xunta, atajar un problema “que afecta directamente al futuro de las nuevas generaciones”.