La Palma
El fuego ya ha arrasado 3.500 hectáreas y obligó a evacuar a 4.000 personas. Las tareas de extinción se han complicado por la difícil orografía.
La Palma continúa ardiendo y los efectivos trabajan sin descanso para tratar de apagar las llamas. Las condiciones meteorológicas en la isla han mejorado en las últimas horas, las temperaturas han bajado y ha aumentado la humedad, pero el Gobierno canario insiste en que el fuego continúa descontrolado. Pese a haber ido regresando poco a poco, todavía 14 personas no han podido regresar a sus domicilios.
La Guardia Civil ha perimetrado una zona recreativa donde parece que pudo originarse el fuego, el sábado pasado, y no se descarta que tenga relación con la celebración de una fiesta de cumpleaños en ese lugar. Sin embargo, se siguen investigando las posibles causas que provocaron el inicio del fuego.
Los bomberos continúan realizando las labores de extinción hasta en la madrugada, sin descanso. El objetivo, por ahora, es evitar que el fuego se expanda "Hay 155 efectivos que van a estar interviniendo directamente", afirmaba Fernando Clavijo, presidente del Gobierno de Canarias, el domingo. Este lunes, esa cifra ha subido por encima de los 500.
En las últimas horas, los cuerpos antiincendios se aprovechan del cambio de la dirección del viento, el aumento de la humedad y la bajada de temperaturas para extinguir el fuego. No obstante, aunque las condiciones meteorológicas han ayudado a ralentizar las llamas, el incendio aún no está controlado.
Concretamente, la parte que más preocupa ahora mismo es el flanco del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. Apenas se han podido destinar medios porque se ha priorizado la defensa de las zonas de población.
Los bomberos levantan cortafuegos para intentar perimetrar el incendio. "Estamos haciendo una quema de ensanche para que cuando el fuego llegue allí impacte contra zona negra y se pueda controlar este frente", explica Miguel Ángel Martín, coordinador de los Bomberos Forestales EIRIF.
El principal problema con el que se han encontrado en la mañana de este lunes es la inversión térmica, un fenómeno que mantiene las nubes atrapadas a baja altura, lo cual hace más difícil los trabajos de los helicópteros e hidroaviones que están operando en el lugar.
Las primeras investigaciones apuntan a una zona recreativa como la zona cero del incendio, desde donde las llamas se propagaron con rapidez quemando varios coches y contenedores. La Guardia Civil investiga las posibles causas y no descarta que tenga relación con una celebración.
Varios miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME) de la base de Morón de la Frontera, en Sevilla, se han unido a los efectivos que trabajan desde el aire y desde tierra para acabar con un fuego que ya ha arrasado 3.500 hectáreas y ha obligado a evacuar a 4.000 personas. Un total de 14 personas todavía no han podido volver a sus casas.
El incendio dio comienzo en la madrugada del sábado en la localidad de Puntagorda y se extendió a la de Tijarafe, adentrándose así en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. Por ahora, ha calcinado alrededor de 20 edificaciones entre viviendas, cuartos de apego y bodegas, sin que sus dueños pudieran salvar nada. Se prevé que, a lo largo de la tarde de este lunes, la mayoría de desalojados puedan regresar a sus casas.
Una de ellas es Lina que, en la madrugada del domingo, se despertó gracias a los ladridos de su perro. "Salí a ver que pasaba y vi las llamas a dos o tres metros de mi casa", explica. Llamó a emergencias, pero la ayuda no llegó. "Se incendió la palmera en tres segundos y saltó a la casa. No queda nada", asegura. Por eso, pide que les ayuden para reconstruirla y empezar de nuevo.